Los chinos padecen las prohibiciones de viaje impuestas en varios países ante la epidemia del coronavirus, con estudiantes que no pueden volver a sus centros, empleados impedidos de retornar a sus trabajos o científicos que deben suspender sus investigaciones.
Estados Unidos rechaza a los no estadounidenses que han pasado por China en los precedentes 14 días, es decir el tiempo de incubación máximo de la neumonía viral. Australia, Nueva Zelanda, y Filipinas han adoptado medidas similares.
Estos son los relatos de algunas personas afectadas:
Wang Bili, 32 años, funcionario internacional, atrapado en Japón.
En Japón para esquiar en las montañas de la isla de Hokkaido (norte), Bili debía volver el 10 de febrero a Estados Unidos por su trabajo en una organización internacional.
«Me sorprendió la decisión de Estados Unidos. Debí cambiar mis billetes a una fecha más tardía, que respete el período de incubación» explica a la AFP.
Una vez pasado ese período, podrá volver a Washington a mediados de febrero. Pero duda de la eficacia de la medida.
«Al final ¡Estados Unidos no puede saber si un chino ha pasado por China! Es algo puramente declarativo» asegura, recordando que el pasaporte de un chino no recibe tampón al salir de China.
La principal contrariedad para este joven chino es el coste de su prolongada estadía en Japón. «1.000 dólares de más, pero ¿qué puedo hacer?», se resigna.
Chloe Liang, de 22 años, estudiante en Sydney, bloqueada en China
Como los demás estudiantes chinos actualmente en China, Chloe no puede volver a su universidad en Australia.
«¡Es una medida demasiado brutal!» se queja la joven.
«Hay incluso chinos que se enteraron al bajar del avión, ¡y tuvieron que regresar a China (10 horas de vuelo), pagando de su propio bolsillo!».
Chloe se pregunta si podrá llegar a obtener su diploma. «Todo esto es una pesadilla, ya que trastorna nuestros proyectos para los próximos dos o tres años», dice.
Otra decepción: la estudiante pensaba hacer turismo en Nueva Zelanda, pero tuvo que renunciar, pues este país tomó las mismas medidas que Australia.
«Todo estaba reservado. He perdido mucho dinero con las anulacione de hoteles» relata Chloe.
Sherry Huang, 36 años, científica e investigadora en Estados Unidos.
Investigadora en el ámbito biomédico, Sherry Huang se sorprendió mucho al conocer la medida estadounidense.
«China es tan grande, prohibir a todos sus ciudadanos entrar en Estados Unidos, no es razonable» declara a la AFP.
La científica está ahora en casa de sus padres en la ciudad costera china de Xiamen (este), adonde fue a pasar las fiestas del Año Nuevo lunar a fines de enero. No volvía al país desde 2016.
Sin laboratorio ni material a mano, Sherry no puede hacer su trabajo.
Su laboratorio estadounidense ha recibido subvenciones para el nuevo proyecto de investigación de Sherry. Pero si ésta no puede empezar a trabajar a tiempo, sus jefes pueden atribuir el proyecto a otra persona, lo que tendría «grandes repercusiones» para ella, sus colegas y sus investigaciones, indica la científica.
Xiao Shen, 22 años, estudiante en Melbourne, bloqueado en PekínEn segundo año en el Instituto real de tecnología de Melbourne (RMIT), Xiao Shen lamentó no haber sido contactado ni por su universidad ni por las autoridades australianas.
«¡Me he enterado de todo por las noticias!», se queja, y califica de «irresponsable» esta falta de comunicación. «¡Estoy muy enojado!»
Segun él, Australia debió prohibir el acceso a su territorio solamente a los turistas o a las chinos procedentes de Hubei (centro de China), la provincia epicentro de la epidemia.
«Comprendo que es para garantizar la seguridad, pero es algo excesivo. Están ignorando completamente los intereses de los estudiantes».