La empresaria japonesa Satomi Kataoka, viuda del exmandatario Alberto Fujimori (1990-2000), ha manifestado que está considerando solicitar la pensión vitalicia de 15,600 soles que el Congreso le otorgó a su exesposo tras su liberación. Esto, a pesar de que Fujimori no cumplió con el pago de la reparación civil por los crímenes de lesa humanidad y corrupción por los que fue condenado.
En una entrevista emitida este domingo en el programa Punto Final —la primera que concede a medios peruanos en casi veinte años—, Kataoka mencionó que aún está en conversaciones con su abogado sobre si solicitará la pensión o algún tipo de herencia del exlíder, quien falleció en septiembre a los 86 años a causa de complicaciones por el cáncer que sufría.
El presidente del Congreso, Eduardo Salhuana, explicó que Fujimori solicitó la pensión en abril, y que, tras revisar los informes correspondientes, el Parlamento notificó el 10 de julio que era viable. A pesar de que la decisión fue calificada de «discutible y controvertida», Salhuana subrayó que los equipos técnicos la consideraron procedente. Fujimori, quien conoció a Kataoka durante su estancia en Japón, recibió parte de esa pensión el 31 de julio, poco más de un mes antes de su muerte.
Abogados consultados señalaron que, si Kataoka desea reclamar la pensión, deberá homologar su matrimonio en Perú, ya que este fue registrado en Tokio en 2006, cuando Fujimori se encontraba detenido en Chile bajo un proceso de extradición solicitado por el gobierno peruano por violaciones a los derechos humanos y otros delitos de corrupción.
En la misma entrevista, Kataoka comentó que se enteró de la muerte de Fujimori a través de una llamada de emergencia de su hijo Shinnosuke. La última vez que habló con su esposo fue unos cuatro meses antes de su fallecimiento, en una videollamada en la que conversaron brevemente sobre su salud y su situación personal. “Me encantaría visitar su tumba”, expresó.
Kataoka también negó que su relación con Fujimori se haya enfriado: “No pude hablar con él durante mucho tiempo mientras estaba en prisión, pero nuestra conexión se mantuvo. Lo veía más como un camarada y una figura paternal, más que como una pareja romántica. Lo extraño mucho”, declaró. Asimismo, confirmó que su hijo visitó a Fujimori una sola vez durante su encarcelamiento en la prisión de Barbadillo, donde cumplía una condena de 25 años por su responsabilidad en dos matanzas y dos secuestros.
Por su parte, Shinnosuke Kataoka lamentó la muerte de Fujimori y expresó su intención de viajar a Lima: “Estoy muy triste por no haber podido llegar al funeral a tiempo. Lo extraño mucho y me gustaría ir a Perú este año o el próximo para visitar su tumba”, comentó.
Según el reportaje, Fujimori consideraba a Shinnosuke como su propio hijo, y el joven correspondía con un gran afecto. En sus últimas conversaciones, Fujimori le confesó que apenas podía dormir debido al dolor que lo afectaba en sus últimos días.