Política

Pedro Castillo y su falsa huelga de hambre. La estrategia de la victimización

El expresidente Pedro Castillo, quien enfrenta un juicio por el intento de golpe de Estado en 2022, ha intentado una vez más posicionarse como víctima de una supuesta persecución política; su esposa envió el 14 de marzo de 2025 una carta al Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos, Volker Türk, denunciando una «conspiración nefasta» en su contra y asegurando que su salud se encuentra en grave peligro debido a una huelga de hambre seca iniciada el 10 de enero, aunque el Instituto Nacional Penitenciario (INPE) ha desmentido esta versión, confirmando que Castillo se encuentra comiendo con normalidad desde el 13 de marzo.

La estrategia de Castillo y su entorno es clara: intentar manipular a la comunidad internacional para deslegitimar el proceso judicial en su contra.

Lilia Paredes, esposa de Castillo, quien actualmente reside en México bajo asilo político, afirmó en su carta que su esposo se encuentra en condiciones inhumanas y que su vida “se le está apagando”, pero las autoridades peruanas han confirmado que, tras un breve traslado al hospital debido a una descompensación, Castillo retomó su alimentación sin inconvenientes.

A pesar de los informes médicos y del propio INPE, Castillo insiste en mantener el relato de que continúa con su huelga de hambre, en su cuenta de X (antes Twitter), el exmandatario publicó: «NO he levantado mi huelga de hambre seca. Sigo firme, resistiendo esta farsa judicial y la persecución política». Pero las evidencias apuntan a lo contrario.

La falsedad de su supuesta protesta queda aún más expuesta cuando se observa el contexto en el que se desarrolla, Castillo ha intentado en repetidas ocasiones evadir la justicia con discursos victimistas, llamando a la intervención internacional y desprestigiando al sistema judicial peruano.

La reciente denuncia del diputado español Enrique Santiago ante la ONU, alegando que el expresidente no ha podido elegir libremente a su defensa, es parte del mismo guion: una narrativa que busca distraer la atención de los graves delitos que se le imputan.

El INPE ha sido contundente en su informe oficial: Pedro Castillo abandonó su huelga de hambre el 13 de marzo y se encuentra recibiendo una dieta blanda mientras se recupera. Su estado de salud es estable, y el juicio en su contra sigue su curso sin interrupciones.

A pesar de sus intentos por deslegitimar el proceso y manipular la opinión pública, los hechos demuestran que su huelga de hambre no fue más que una farsa destinada a generar presión política y mediática.

Mientras Castillo y su entorno continúan con su estrategia de victimización, las autoridades peruanas siguen firmes en la aplicación de la justicia. Su intento de golpe de Estado en 2022 no puede quedar impune, y su simulacro de huelga de hambre no cambiará el curso de los hechos.


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