Después de casi dos meses sin dirección, Petroperú finalmente presentó un nuevo directorio el jueves 7 de noviembre; sin embargo, en un movimiento que ya ha generado dudas sobre su estabilidad, el director independiente Robert James Mc Donald Zapff renunció en menos de 24 horas, dejando entrever una posible falta de solidez en este equipo renovado.
La renuncia de Mc Donald fue comunicada a través de un hecho de importancia en la Superintendencia del Mercado de Valores (SMV), confirmando su decisión irrevocable de no formar parte de la empresa.
Esta temprana salida plantea cuestionamientos sobre el proceso de selección de este directorio y la capacidad de la petrolera para atraer y retener talento adecuado para enfrentar sus desafíos actuales.
El equipo designado incluye a Alejandro Narváez Liceras como presidente del directorio, aunque su nombramiento ha sido duramente criticado.
Alfonso Bustamante, presidente de Confiep, expresó su descontento por esta decisión, argumentando que Narváez, con antecedentes en Petroperú entre 2003 y 2005, representa “más de lo mismo” en lugar de un liderazgo innovador y técnico que inspire confianza en acreedores e inversionistas; Bustamante subrayó la necesidad urgente de un directorio técnico y experimentado para manejar la reestructuración de Petroperú, que recientemente recibió inyección de capital bajo un Decreto de Urgencia.
El perfil de Narváez, a pesar de su experiencia académica y sus más de 20 años en el sector, no convence a quienes consideran que el liderazgo de la empresa debería estar en manos de figuras con competencias probadas en el manejo de conflictos contractuales y en la dirección de empresas de alta complejidad.
Petroperú, una compañía con una moderna refinería aún sin operar, enfrenta una coyuntura que exige «sangre nueva», según Bustamante, una visión que se alinea con la necesidad de dar un giro a la empresa para fortalecer la confianza y credibilidad en el mercado.
