A menos de dos años de las elecciones generales, el exmandatario Manuel Merino ha dejado abierta la posibilidad de postular a la presidencia en 2026.
En una reciente entrevista, el excongresista aseguró que su breve paso por la Casa de Pizarro dejó huella y que, de haber continuado en el cargo, el país estaría en una situación más favorable. Sin embargo, sus declaraciones han despertado una serie de interrogantes sobre su intención de volver a la escena política.
Merino insistió en que su gobierno tomó decisiones clave, como la aprobación del retiro de fondos de las AFP y la eliminación de las pruebas rápidas de COVID-19, medidas que, según él, beneficiaron a la población. Pese a esto, su breve gestión sigue marcada por las protestas que llevaron a su renuncia y las muertes de Inti Sotelo y Bryan Pintado, casos que siguen generando controversia.
En sus declaraciones, el exmandatario aseguró que su salida fue el resultado de una estrategia política impulsada por sectores que buscaban desestabilizar su gobierno. Además, afirmó que las muertes durante las manifestaciones fueron «sembradas», señalando a la exfiscal de la Nación, Zoraida Ávalos, por no haber realizado una investigación profunda. Este discurso apunta a consolidar su imagen como una víctima de un «golpe civil».
En el plano partidario, Merino mencionó que primero debe someterse a los procesos internos de Acción Popular antes de tomar una decisión sobre su candidatura. No obstante, el partido enfrenta una crisis interna debido a escándalos y divisiones que han deteriorado su imagen. En ese contexto, el exmandatario podría intentar posicionarse como un líder capaz de recuperar la unidad de la organización.
Si bien Merino busca reivindicar su gestión, su figura sigue generando rechazo en un amplio sector de la población. Las protestas que marcaron su salida y las críticas por la respuesta estatal a las movilizaciones pueden jugar en su contra si decide postularse. Su discurso, basado en la idea de que su gobierno fue interrumpido de manera injusta, podría calar en ciertos sectores, pero también reavivar la memoria de los eventos de noviembre de 2020.
Con un escenario político volátil y la crisis de representatividad que afecta a los partidos tradicionales, la posible candidatura de Merino podría ser un intento de reposicionamiento político, más que una estrategia con posibilidades reales de éxito. Resta por ver si logrará convencer a su partido y a la opinión pública de que su breve gobierno merecía continuar.