El Perú enfrentó entre junio y julio de 2023 una de las crisis sanitarias más graves de su historia; con 249 fallecidos confirmados por dengue, 80 más en investigación, más de 600 hospitalizaciones diarias y más de 190,000 casos en total, la epidemia desbordó al sistema de salud.
Mientras el país luchaba por hacer frente a esta tragedia, la presidenta del país se sometía a cirugías estéticas, reflejando una alarmante desconexión con la magnitud de la crisis.
La fiscalía denunció a la mandataria por omisión de funciones entre el 29 de junio y el 9 de julio de 2023, cuando la epidemia alcanzaba su pico máximo, durante este período cuando la situación era insostenible y las muertes aumentaban, la falta de respuesta del gobierno evidenció una grave desatención ante la emergencia sanitaria.
La omisión de funciones muestra una falta de empatía y de comprensión de la responsabilidad inherente al cargo de presidente en tiempos de crisis.
La denuncia subraya la incapacidad de la presidenta para priorizar las vidas y el bienestar de los ciudadanos, en lugar de atender intereses personales; la falta de acción por parte de la mandataria refleja una desconexión con la realidad del sufrimiento y las necesidades de la población.
En tiempos de crisis, los líderes deben ser los primeros en actuar, demostrando su compromiso y responsabilidad frente a la tragedia. La epidemia de dengue es un recordatorio claro de que el cargo de presidente no solo implica una función administrativa, sino también humana, las decisiones tomadas o la falta de ellas pueden marcar la diferencia entre la vida y la muerte de miles de personas.
La ausencia de acción frente a una emergencia sanitaria tan devastadora refleja una alarmante falta de liderazgo, empatía y comprensión del deber hacia el pueblo.