La justicia de Estados Unidos decidió este martes que el expresidente Alejandro Toledo (2001-2006), acusado en el Perú de corrupción, puede ser extraditado, al haber hallado pruebas suficientes que justifican esta medida.
Con el visto bueno de la justicia estadounidense, dependerá ahora del secretario de Estado de EE. UU., Antony Blinken, tomar la decisión final sobre si se extradita al exmandatario peruano o no, tras un proceso que ha durado más de dos años.
«El tribunal ha considerado las pruebas sobre la existencia de un acto criminal y las considera suficientes para apoyar las acusaciones de conspiración y lavado de dinero», escribió en su resolución –a la que tuvo acceso Efe– el magistrado Thomas Hixson, de la Corte del Distrito Norte de California, con sede en San Francisco.
El tratado de extradición entre ambos países que ha examinado el juez y en virtud del cual se puede proceder con la entrega de Toledo a las autoridades peruanas, se firmó el 26 de julio del 2001, justo dos días antes de que Toledo accediera a la Presidencia de Perú.
Toledo fue detenido en julio del 2019 en California, donde ha residido durante los últimos años y estuvo ocho meses en prisión al apreciar el juez un riesgo de fuga, aunque finalmente pudo salir de la cárcel y pasar a una situación de arresto domiciliario en marzo del 2020, con el estallido de la pandemia del covid-19.