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Colchado y la DIVIAC con las horas contadas

Hace algunos días, la Inspectoría General de la Policía Nacional decidió separar temporalmente a Harvey Colchado de la jefatura de la DIVIAC. La razón principal giró en torno a una imagen difundida en la que se aprecia una representación del allanamiento del hogar de la señora Dina Boluarte, en una celebración reciente. Haciendo memoria, evocamos este episodio en el que innecesariamente Colchado, utilizando un garrote, monta un enorme show mediático a fines del mes de marzo. Evidentemente, este comportamiento responde a la figura desmedida que se ha erigido sobre él y que ha contribuido a que su autopercepción supere los límites de la realidad. Su búsqueda de protagonismo constante ha desencadenado un irrespeto a los lineamientos legales que deriva, finalmente, en la persecución sistemática de sus adversarios, razón por la cual suele vanagloriarse de dichas acciones.

Teniendo en cuenta que Colchado, líder y mayor representante de la DIVIAC, ha utilizado en reiteradas ocasiones este organismo para fines políticos, resultó necesaria y urgente su suspensión. Además, es claro que los intereses por los que vela son orientados a desprestigiar el sistema democrático y favorecer a la continua zozobra que impera en el país. Lamentablemente, la participación del susodicho ha menoscabado la credibilidad de las fuerzas del orden, generando que la población observe con mayor recelo las investigaciones que se llevan a cabo y cuestionen el aparato de justicia en su totalidad. Recordemos que, anteriormente, la DIVIAC ha sido seriamente cuestionada por casos como el del ex presidente Alan García, en el que incurrieron en una serie de hiperbólicas negligencias.

Por otra parte, es preciso señalar que la participación de Colchado en el escenario político ha sido impulsada por diversas personalidades como Martín Vizcarra y Gustavo Gorriti, quienes coadyuvaron para mantenerlo en su puesto, de forma intermitente, hasta la actualidad. Además, al final del estrepitoso gobierno del golpista Pedro Castillo, buscó proyectar la imagen de un férreo combatiente del régimen; sin embargo, durante ese mismo periodo y en reiteradas ocasiones, existió una gruesa desidia para investigar y capturar a sujetos íntimamente relacionados con el entorno de Castillo.

En suma, la suspensión temporal resulta un primer acierto. No obstante, por la gravedad de la situación, esta temporalidad debe volverse permanente, pues reúne todas las condiciones para que Harvey Colchado sea apartado en definitiva y se inicie un proceso penal en su contra. Asimismo, es apropiado, en estos momentos, replantearnos acerca de la viabilidad y funcionalidad de la DIVIAC, pues dentro de su periodo de existencia, no ha contribuido – sustancialmente – en la lucha contra el crimen organizado, sino que se ha enfocado en tomar partido por movimientos y personalidades políticas en las que recae un grueso expediente delictivo.