El expresidente Pedro Castillo se quedó sin defensa en su tercer día de juicio. Su abogado de oficio, Edgar Callahuanca, presentó su renuncia este martes alegando una “pérdida de confianza” y una “falta de respeto” por parte del exmandatario, quien se negó a comunicarse con él y hasta lo habría grabado sin su consentimiento.
Durante la audiencia, Castillo rechazó el proceso en su contra calificándolo como un “juicio político” y volvió a negarse a recibir asistencia legal del Estado, sin embargo el tribunal le asignó de inmediato a dos nuevos abogados públicos para garantizar su defensa.
Mientras avanza el juicio por rebelión y otros delitos que podrían costarle hasta 34 años de prisión, Castillo ha optado por una táctica de confrontación, no solo despreció a su abogado sino que además inició una huelga de hambre en protesta por lo que considera una “detención ilegal” y una condena adelantada.
En una carta publicada en su cuenta de X, el exmandatario —quien firma como “presidente en cautiverio”— denuncia que está “recluido injustamente” y acusa al tribunal de parcialidad.
Su abogado Walter Ayala respaldó la medida y aseguró que buscan llamar la atención de organismos internacionales como la ONU y la OEA.
Durante la audiencia, el exministro de Defensa Gustavo Bobbio reveló que, el día del intento de golpe, los comandantes generales de las Fuerzas Armadas no sabían nada de las intenciones de Castillo. Incluso relató que, minutos antes del anuncio en televisión, el entonces presidente estaba “temblando un poco”.
Castillo fue destituido y detenido mientras intentaba huir hacia la Embajada de México con su familia. Hoy, desde el penal de Barbadillo, intenta cambiar el rumbo de su juicio con medidas desesperadas. ¿Le funcionará?
