Les pido que regresen conmigo en el tiempo, pero no al siglo pasado como en las películas de ciencia ficción, sino al 15 de marzo de este año, cuando el presidente Vizcarra, en mensaje a la nación, decretaba el Estado de Emergencia y el cierre de fronteras. Según su mensaje de esa noche, las fronteras quedarían cerradas el 17 de marzo por un periodo de 15 días. Luego vimos que ante el caos y la desorganización imperante en el aeropuerto internacional Jorge Chávez y la absoluta falta de información clara y coherente de parte del gobierno, tuvieron que posponer el cierre de fronteras al 21 de marzo. Bueno, ya pasaron 160 días desde que se cerraron y hasta el momento nadie sabe a ciencia cierta cuándo se reabrirán las fronteras y reanudarán los vuelos internacionales.
Pero este “pequeño” detalle parece no preocupar al ministro de Transportes, quien dice que “reanudar los vuelos internacionales no beneficiará a la economía del país”. O como dice otro de los ilustrados, el ministro de la Producción: “la economía ya está operando al 90 % de su capacidad”. Sería interesante saber a qué país o economía se refieren estos ministros, ya que según las estadísticas y estudios internacionales, se han perdido 6.7 millones de empleos en el Perú. Según un artículo reciente publicado en Bloomberg, el Perú tiene la peor caída del mundo con una contracción del PBI de 30.2 % el segundo cuatrimestre del año y eso sigue a una caída de 3.5% en el primero, colocando a la economía oficialmente en recesión. La industria del turismo ha caído un 90% comparado con el mismo periodo del año pasado. El número de personas empleadas en el país, se desplomó 40% comparado al año pasado.
Si esta situación no es de emergencia o apremiante, por decir lo menos, creo que ambos ministros deben de están viviendo en otra realidad.
Pero regresemos a esa semana cuando el gobierno decretó el cierre de fronteras y miles de compatriotas peruanos que estaban fuera del país se quedaron varados por todo el mundo. ¿Qué hizo el Estado para solucionar el problema? Todos fuimos testigos de cientos de reportajes con casos de peruanos en Cancún, Miami, Houston, Buenos Aires, Santiago y otras tantas ciudades del mundo que no tenían cómo regresar. Si bien es cierto que en contadas situaciones los consulados en el extranjero hicieron un gran esfuerzo para empadronar y solventar los gastos de estadía de jóvenes peruanos, sobre todo los del programa Work and Travel en Estados Unidos, la verdad es que la gran mayoría tuvo que vérselas como pudo, durmiendo en el piso de aeropuertos alrededor del mundo.
El gobierno dirá que esta situación afectó a todos los países del mundo debido a la pandemia y por las medidas extremas que se tuvieron que tomar. Dirá también que no tuvieron tiempo para organizarse e hicieron lo mejor que se pudo. Pero yo les digo que esto es mentira. Si realmente se hubieran organizado o hubieran tenido liderazgo y valorado la vida de los peruanos; no los hubieran dejados abandonados a su suerte y hubieran seguido el ejemplo de países más preparados que el nuestro.
El día 19 de marzo, 4 días después de decretado el Estado de Emergencia, aterrizaron cuatro aviones Boeing 787 Dreamliner de El Al, provenientes de Israel, en un hecho sin precedentes, realizando el vuelo comercial más largo de la historia de la aerolínea. Los vuelos fueron organizados por el Ministerio de Relaciones Exteriores de Israel, con la cooperación del gobierno peruano, al haber cerca de 1,000 ciudadanos de esa nacionalidad, varados tras el cierre del espacio aéreo. En estos cuatro aviones, se embarcaron todos los ciudadanos israelíes que quisieron regresar. Una vez que llegaron a Israel, a todos les esperaba un kit de alimentos y medicina para que puedan cumplir la cuarentena obligatoria que había ordenado el gobierno Israelí. Solo como pequeño comentario, Israel está a 12,800 km de Perú y los aviones tardaron 18 horas en llegar. Y para no olvidarlo, Israel es un país del tamaño del departamento de Ica.
Qué envidia tuve en su momento, al saber que existen gobiernos en el mundo que además de preocuparse por sus ciudadanos, son lo suficientemente capaces para organizar la repatriación de sus nacionales en un lapso de sólo 3 días, cuando en Perú el gobierno ni siquiera era capaz de regresar a los peruanos a sus respectivas provincias (se tuvieron que ir caminando muchos de ellos). Ni qué decir regresar a los 35,000 peruanos que siguen fuera luego de 160 días.
Tengo que reconocer, que todavía no entiendo la “lógica” que tiene el gobierno para mantener cerradas las fronteras. En teoría, se cierran las fronteras para que no ingresen personas portadoras del virus, que podrían propagar la enfermedad sin saberlo siquiera. ¿Pero acaso no ocupamos el sexto puesto a nivel mundial con más contagiados en el mundo? Más bien son los otros países los que estarían preocupados por la entrada de peruanos. Al día de hoy, la Unión Europea ha prohibido el ingreso de peruanos hasta nuevo aviso. La embajada americana ha emitido una alerta nivel 4 para que sus ciudadanos no viajen a Perú. ¿Será que Vizcarra y compañía se quieren ahorrar la vergüenza cuando abran los vuelos internacionales y que los países no nos quieran dejar entrar por obvias razones?
Estaría plenamente justificado si el gobierno coloca ciertas restricciones a pasajeros provenientes de países con altas tasas de contagio como Estados Unidos, Brasil, India o Rusia; pero ¿por qué quebrar a la industria del turismo que emplea a 1.3 millones de personas y atrae US$ 4,570 millones en divisas, con una medida tan drástica sin un debido sustento técnico?
En Europa han establecido corredores de viajes entre países que la Unión Europea considera seguros y en donde los protocolos sanitarios están siendo respetados. En Perú podríamos hacer lo mismo, sobre todo con otros países de la región. Es verdad que la pandemia nos ha traído nuevos retos, pero deberíamos de tener autoridades proactivas capaces de resolverlos y no de las que esconden la cabeza en la tierra como el avestruz.