El Urbanismo es una disciplina que se aplica históricamente de una manera occidentalizada y parcializada en países como el Perú y en el resto de la región latinoamericana lo cual ocasiona visiones y enfoques limitados que impactan en el presente y en el futuro de las ciudades. Este articulo presenta algunas reflexiones que pueden servir de insumo para reexaminar los enfoques que determinan las políticas de desarrollo urbano, lo cual es especialmente pertinente el 8 de Noviembre, Dia Mundial del Urbanismo, y Dia Nacional del Urbanismo en Perú.
El problema de las ciudades en el Perú y América Latina
Las ciudades en el Perú y en América Latina son esencialmente el resultado de su herencia colonial. Los sistemas de ciudades precolombinos ya sean incaicos, mayas, aztecas, o de otras civilizaciones, fueron desmantelados para instalar un nuevo tipo de ciudad y un nuevo sistema de ciudades en el cual las capitales o las ciudades principales se encontraban esencialmente localizadas en la costa para satisfacer la política extractivista de los colonizadores. Con esta política de ocupación territorial colonial también vinieron las instituciones, que aun persisten en el manejo de la ciudad. En general los mejores terrenos de cultivo y pastizales fueron entregados a la élite colonial y los pobladores originales fueron relocalizados en lugares más alejados quienes formaron cientos de miles de pequeños centros poblados dispersos por el territorio, muchos de estos desarticulados de las cadenas de valor por lo que estuvieron, y siguen probablemente, condenados a la subsistencia. El Perú tenia en el 2017 más de 94 mil centros poblados con alrededor de 500 habitantes por centro poblado. En América Latina estimo que hay más de 1 millón 200 mil centros poblados con alrededor de 500 habitantes. ¿Cómo se integran estos centros poblados a las cadenas productivas? ¿Cómo generan escala y acceden a los mercados los productores de estos centros poblados?
Durante la época republicana, el Perú y América Latina, empiezan a reproducir ciudades occidentalizadas y en muchos casos copian fallidos estilos europeos de ordenamiento urbano, puesto que eran ciudades que respondían a escalas distintas de producción y se encontraban en etapas distintas de industrialización, por lo que estos diseños urbanos eran poco aplicables a las dinámicas latinoamericanas. ¿No había en la época republicana otros pensadores que pudieran pensar en una ciudad más latinoamericana que pro-europea? El latino-americanismo en este articulo no tiene nada que ver con ideologías reivindicatorias de origen marxista, mariateguista o gramscista, sino con propuestas más adaptadas a la realidad y a la dinámica urbana-rural de la región latinoamericana.
Los mediados del Siglo XX fueron una sorpresa en la región porque mientras los pobres rurales de América Latina buscaban de manera acelerada ser parte del bienestar que se veía en las ciudades principales, ocasionando uno de los procesos migratorios rural-urbano más grandes de la región, los diseñadores de ciudades -principalmente arquitectos- se dejaban otra vez seducir por las ideologías europeas funcionalistas y reducían la ciudad a solo cuatro funciones básicas. Nombres como Le Corbusier, Mies van der Rohe, Walter Gropius y otros, se impusieron más por sus nombres y sus edificaciones cuadradas que por sus ideas de construcción de ciudad. Y aunque parezca increíble, esta sumisión peruana y latinoamericana todavía persiste en muchas personas que influyen en cómo se diseñan y crecen las ciudades en el Perú y en la región. Shame on you arquitecto (que funge de urbanista sin serlo) del mal, shame on you.
El desborde de las ciudades, causado por las permanente solas migratorias rural-urbana y urbana-urbana, y por las distintas crisis económicas por las que han pasado (y siguen pasando) los países de la región (y consecuentemente sus centros poblados) genera los famosos asentamientos humanos marginados de Perú (nombre peyorativo pero legal), las villas callampa de Chile, las favelas de Brasil (en honor al árbol favela que crecía cerca de la ciudad de Rio de Janeiro), las villas miseria de Argentina, los barrios bajos de Colombia, los guasmos de Ecuador, o las chabolas de México (aunque este término se lo copiaron de los españoles), en donde las oportunidades económicas son inexistentes, el desarrollo social es limitado, y en donde las condiciones ambientales son asfixiantes.
Los problemas de las ciudades peruanas y de América Latina son principalmente ello: sociales, económicos y ambientales, los cuales antes se querían resolver con la punta del Rotring o del Staedler (estilógrafo que se usaba para dibujar los mapas de las ciudades) y que hoy se quieren solucionar con el plotter. Entonces ¿Si los problemas son principalmente sociales, económicos y ambientales, por qué las soluciones siguen siendo eminentemente físicas?
Multidisciplinariedad e Interdisciplinariedad
El reto de las ciudades en el Perú y en América Latina es también ideológico y cultural. Cientos de años pensando que el desarrollo de la ciudad solo se hace teniendo mapas de colores es un peso histórico que no puede borrarse de una manera simple. Un cambio de paradigma ideológico enfrenta uno o dos gremios de profesionales que ostentan el poder de la disciplina del desarrollo de la ciudad pero que hacen lo que la ciudad no necesita. ¿Esta es quizás una de las razones por la cual el 80% de los planes urbanos se queda en el estante, y en donde máximo un 20% se implementa en un 30%? ¿Ello en una región donde aproximadamente solo el 5% de los centros poblados tiene un plan de desarrollo vigente?
Aquí es importante mencionar dos conceptos que son claves, uno más evidente que el otro. El primero es el de multidisciplinariedad. La planificación y el desarrollo de las ciudades y los centros poblados debe integrar con el mismo peso el desarrollo físico, económico, social y ambiental. Por ejemplo, bajo este concepto deberíamos saber ¿en cuanto va a crecer económicamente la ciudad de Lima? O ¿En cuánto se va a incrementar el PBI de la ciudad de Cusco en los próximos 10 años? ¿En cuánto se va a incrementar el PBI per cápita PPP del habitante de la ciudad tal en los próximos 10 años? Igualmente deberíamos saber ¿En qué porcentaje se va a reducir la violencia contra la mujer en la ciudad de Andahuaylas en los próximos 10 años? ¿En qué porcentaje va aumentar el servicio de asesoría legal gratuita en la ciudad de Lima en los próximos 10 años? O quizás también ¿Cuántas nuevas especies de fauna y flora serán protegidas en los próximos 10 años en la ciudad de Iquitos? ¿En qué porcentaje se va a incrementar el cuidado de los cuerpos de agua de los cuales depende la ciudad de Puerto Maldonado? Lamentablemente ninguna de estas preguntas (y otras similares) se formula en las facultades de arquitectura o de ingeniería civil. Por ello es importante que el concepto de multidisciplinariedad se incorpore en la planificación y el desarrollo de la ciudad (y por qué no en el país) y en la enseñanza de las carreras vinculadas al desarrollo de la ciudad. De lo contrario te están vendiendo cebo de culebra.
El otro concepto que me parece clave es el de interdisciplinariedad. La interdisciplinariedad parte de la idea de no competir con las disciplinas existentes, pero de resolver los problemas que independientemente las disciplinas no podrían resolver. Este espacio no tratado por las disciplinas, este potencial sinérgico entre las disciplinas es precisamente la interdisciplinariedad.
En América Latina, el 99% de los llamados o autollamados urbanistas provienen de formaciones de arquitectura o ingeniería civil. En otras palabras, son personas que pasaron 80%-90% de su carrera llevando cursos de diseño arquitectónico, construcción o estructuras, y un 10%-20% dedicado al diseño urbano o a la planificación física, es decir, aprendieron un poco como hacer una zonificación, algo de ordenamiento territorial, e identificar que infraestructuras deben ir en esas zonas. Sin embargo, las ciudades y el territorio no funcionan de una manera tan limitada y la realidad sobrepasara siempre las limitaciones ideológicas de quienes piensan solo de una manera física.
La Universidad Nacional de Ingeniería del Perú acaba de anunciar que en el 2024 convocará a concurso de admisión a la flamantemente creada Escuela de Urbanismo de donde nuevos Urbanistas podrán contribuir al desarrollo de las ciudades del país. No se sabe aún si estos estudiantes saldrán con un enfoque predominantemente físico, o si de base tendrán una formación holística (léase multidisciplinaria e interdisciplinaria). Pero de antemano felicitaciones y el mejor de los éxitos en este nuevo reto.
Existen estándares en Europa y América del Norte que varían la necesidad de un urbanista por número de habitantes. Entonces hay países que han establecido que necesitan 1 habitante por cada 10 mil o 40 mil habitantes. Países tales como Estados Unidos, España y Portugal consideran que se logra una buena atención de los problemas cuando se dispone en promedio de un urbanista por cada 15 mil habitantes. ¿Qué estándar debería aplicarse en el Perú y América Latina? Pues si en Europa debe haber un urbanista por 15 mil habitantes, y tomando en cuenta que los problemas económicos, sociales y ambientales en América Latina se multiplican por diez, es posible que exagerando esta región necesite un urbanista por cada 1500 habitantes. Pero esto al final están en función de que tan extenso es el territorio de un país y que tan complejos son los problemas que deberá afrontar este Urbanista. Se requiere de un estándar latinoamericano. No solo para saber cuántos urbanistas se necesitan, sino también para estimar cuantas áreas verdes se necesitan, cuantos equipamientos se requieren, etc. Una región con mucha mayor diversidad biológica que Europa no puede -por ejemplo- tener el mismo estándar de 8m2/habitante de áreas verdes. Una región con mayor diversidad cultural no puede tener solamente una escuela por cada 10 mil niños.
La política urbana en la región latinoamericana
La política urbana en América Latina es esencialmente “viviendista”, si es generada desde el gobierno central, y “obrista” (obsesionada por hacer obras) si es dirigida desde las municipalidades. Existe un interés progresivo en algunos países por entrar a legislar más el desarrollo urbano, pero este tiene por lo general una orientación física o son normas que explican como elaborar las distintas versiones de un plan urbano para cada una de las escalas de ciudad. Olvidamos que la palabra desarrollo no se refiere solamente a la cuestión física. El desarrollo es holístico e integral, de los contrario no es desarrollo. Es inmoral que los planes de expansión física de las ciudades se llamen planes de desarrollo urbano, en dónde en la mayoría de los casos no existe una sola medida para mejorar social o económicamente a la población.
Otra cosa ocurre con los gobiernos locales. En general las legislaciones de los países de la región dan un poder omnipotente a las Municipalidades. Ellas son las regentes del poder local e intermediarias de la voluntad ciudadana. Pero ¿qué ocurre cuando las municipalidades no dan para más? Se han observado varios casos -en varios países- en los que las municipalidades no funcionan y en los que el gobierno central ha tenido que crear reformas e incluso intervenir en la sagrada “autonomía” municipal. Francia por ejemplo creó las Comunidades de aglomeración, con la finalidad de crear un gobierno unificado de la conurbación y evitar que distintas municipalidades mantengan sus funciones sobre un territorio ya unificado. En otras palabras, si el territorio de una ciudad (en su expansión) se juntaba con el de otra ciudad (formando lo que se llama una conurbación), entonces en lugar de tener dos municipalidades (y alcaldes) a cargo cada una de cada porción de la nueva gran ciudad, las dos ciudades se fusionaban política y administrativamente y automáticamente los dos alcaldes perdían facultades en asuntos de vivienda, urbanismo, renovación urbana e infraestructura, y el poder pasaba a un solo alcalde (elegido luego por voto popular). Esto por ejemplo no lo he visto aún en América Latina, debido a que el poder de los alcaldes es fuerte y no quieren soltar prenda. Algunos países tendrían incluso que pasar por una reforma constitucional para tener un gobierno unificado de sus conurbaciones, lo cual no es algo fácil, pero se requiere una reforma municipal en ese sentido.
Las ciudades dependen del ambiente que lo rodea. En Perú y América Latina, las ciudades dependen de sus cuencas. ¿Qué ciudad de Perú o de América Latina se planifica pensando en cómo conservar la cuenca (o las cuencas) a la cual pertenece? No pasan de 10. Y la cuestión es que en muchos casos las autoridades u organismos de las cuencas no coordinan en muchos casos con los responsables municipales del desarrollo de las ciudades y tenemos ciudades que crecen destruyendo sus fuentes de agua o eliminando la posibilidad de proteger los servicios ecosistémicos que benefician a las propias ciudades. Esta integración obligatoria que deben tener las ciudades con sus cuencas requiere también una reforma municipal.
Está demostrado que la alta densidad en países en desarrollo hace más pobres a los habitantes urbanos, sin embargo, las ciudades de América Latina insisten en copiar los modelos basados en el cemento, en muchos casos bajo presión de empresas inmobiliarias o grandes constructoras, que luego generan un impacto irreversible en el desarrollo (entendido este como algo holístico) urbano. La mono-sectorialidad y la mono-gestión de los proyectos de inversión pública genera que los proyectos de una ciudad o de un sistema de ciudades tenga que ser solo orientado a un sector y manejado por una sola entidad de gobierno político-administrativa. Por ejemplo, una carretera no podría tener canales de riego al costado, aunque hacerlos al mismo tiempo reduzca los costos de ambos en un 40%, ello debido a la mono-sectorialidad dentro de la cual se encuentran secuestradas las entidades públicas. Por otro lado, la misma carretera, no podría ser construida por tres gobiernos subnacionales al mismo tiempo, porque según la organización de los proyectos, cada institución debe manejar sus propios proyectos. Existen mancomunidades o asociaciones de municipalidad que intentan resolver esta limitación, pero solo funcionan si las municipalidades son adyacentes y si se ha conformado legalmente esta asociación municipal. Se requiere también una reforma municipal en este sentido.
Los centros poblados dispersos, herencia del pasado colonial, requieren una reforma territorial y municipal que permita que puedan articularse a las cadenas de valor, alcanzar mayor escala para reducir los costos de dotación de infraestructura, equipamiento y servicios, pero también escala productiva que le permita llegar de manera más competitiva y sostenible a los mercados nacionales y subnacionales. Se requiere aquí una reforma territorial y municipal urgente.
Las oportunidades para el futuro
Existen muchas oportunidades más para generar espacios de reforma territorial y municipal, y consecuentemente crear oportunidades de política urbana en el Perú y en la región latinoamericana, con una visión y enfoques latinoamericanos. Es importante que la sociedad civil y el Estado puedan generar sinergias en los procesos de reforma que estén orientados a un desarrollo económico, social, ambiental y territorial.
La herencia colonial ha afectado mucho a las ciudades del Perú y de la región, pero ya no es una excusa para hoy culpar a los colonizadores del fracaso y de las limitaciones de los gobernantes o caudillos de turno. Existen excepciones en algunos países de la región en donde los derechos civiles y la democracia se encuentran limitados y en donde las pésimas condiciones económicas y sociales creadas por estos gobiernos has superado el daño que pudieron haber creado los colonizadores. Se requiere de nuevos enfoques de desarrollo de la ciudad originales de América Latina.
El costo de desarrollar la ciudad no tiene que ser total y exclusivamente asumido por las instituciones públicas. El sector privado, la cooperación internacional, la sociedad civil, incluyendo los jóvenes, las mujeres y los grupos indígenas, pueden ejecutar directamente los proyectos de inversión necesarios para sus comunidades o localidades. Es hora de ampliar el horizonte de “stakeholders”, de socios del desarrollo, para afrontar el reto de generar un (verdadero) desarrollo urbano, sostenible, justo, transparente, seguro, limpio y diverso. Este 8 de noviembre celebramos una vez más el Dia Mundial del Urbanismo, y en Perú (gracias a una Resolución del Ministerio de Vivienda, Construcción y Saneamiento del año 2007) el Dia Nacional del Urbanismo. Esperemos que estas fechas y argumentos nos hagan reflexionar y re-accionar para tener muy pronto luces de un futuro mejor para nuestros centros poblados.
(*) Urbanista, fundador de la Sociedad de Urbanistas del Perú