Suelo terminar mis artículos con una frase que resume el mensaje que quiero transmitir cada semana, sin embargo, esta vez voy a empezar con ella: “a los populistas les conviene que haya pobreza”. Esta frase de la politóloga guatemalteca Gloria Álvarez, calza perfectamente en el tema que hoy analizamos y me refiero al programa de alimentación de niños Qaliwarma.
El programa con las características que conocemos hoy en día, fue fundado en el año 2011 por el populista de izquierda Ollanta Humala, que usó las bases del PRONAA, Programa Nacional de Asistencia Alimentaria creado en los noventas. Qaliwarma se enfocó en dar alimentación a niños de instituciones educativas públicas de zonas rurales y urbanas en todo el país, en los niveles inicial y primario.
Este programa nace a raíz de los altos índices de anemia y desnutrición que afectan sobre todo a los niños en los primeros años de su formación educativa. La idea central, es que los niños reciban por los menos una comida nutritiva al día. La falta de una buena alimentación es una de las causas principales por las que nuestros niños no pueden desarrollar sus habilidades cognitivas, ubicando al Perú en los últimos puestos a nivel mundial en educación según la prueba PISA.
El presupuesto de Qaliwarma creció de 1,021 millones de soles en el año 2014 a más de 2,300 millones en el año 2024, sin que veamos verdaderos progresos.
No se puede negar la necesidad de un programa social con un fin tan loable, alimentar a los niños más necesitados de nuestro país, pero lejos de servir dicho fin, se ha convertido en un botín para repartir entre los funcionarios del gobierno de turno que lo manejan. Aquí un ejemplo:
En noviembre del año pasado se conoció el caso de una intoxicación masiva de niños en Puno y Cajamarca producida por recibir alimentos del programa Qaliwarma en mal estado. Se denunció a la empresa Frigoinca que había ganado contratos con este programa estatal por más de 90 millones de soles en los últimos meses. Dicha empresa habría sobornado a un funcionario de la Dirección Regional de Salud de Puno para ocultar el mal estado de las conservas de alimentos recibidas, las cuales contenían carne de caballo malogrado entre sus ingredientes.
Según las autoridades, el presidente del directorio de dicha empresa, Nilo Burga, se suicidó en un hotel de Magdalena del Mar cuya copropietaria “coincidentemente” había sido una alta funcionaria de Qaliwarma.
El escándalo de Frigoinca en este programa social, no es un hecho aislado, todo lo contrario. Este es un proveedor de una larga lista, que lejos de llevar sus mejores productos para nuestros niños, están coludidos con sus autoridades para robar el dinero de todos los peruanos entregando alimento de baja calidad, perjudicando justamente a los más vulnerables y necesitados.
Lejos de liderar la lucha contra la corrupción, la presidenta Boluarte, quien “coincidentemente” fue ministra de Desarrollo e Inclusión Social (de cuyo ministerio depende Qaliwarma) del año 2021 al final del año 2022, premia al ex director de este programa, Fredy Hinojosa nombrándolo vocero presidencial.
Ya entendemos por qué a los populistas de izquierda no les conviene que desaparezca o se reduzca drásticamente la pobreza y la respuesta, es que ellos lucran a cuestas de la necesidad de los más vulnerables. Ello se da en todos los niveles.
Hace unos días salió publicada una investigación en la cual se daba cuenta que la congresista Susel Paredes, otra populista de izquierda, había presentado en diciembre del año pasado, un proyecto de ley para ampliar la cobertura del programa Qaliwarma y que se brinde asistencia alimentaria a más de dos millones de estudiantes de secundaria.
¿Quién se podría oponer a un proyecto de ley tan beneficioso para nuestros jóvenes de bajos recursos? Estoy seguro que nadie. Si ustedes creen que a la congresista Paredes le interesa el bienestar de los jóvenes, les comento que saldrán decepcionados.
La congresista Paredes, olvidó mencionar que su esposa es accionista de una empresa que el año pasado le vendió 130 toneladas de conservas de pollo al estado, en un claro conflicto de interés. Más aun, cuando ella misma declaró hace unos años a un medio de comunicación que su pareja era quien la mantenía económicamente. No es amor al chancho, sino a los chicharrones.
No olvidemos la frase atribuida de Paulo Coelho: “Cuando un político de izquierda dice que acabará con la pobreza, se refiere a la suya”.
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