Opinión

Reflexiones

Tenemos el derecho irrestricto de elegir a quien queramos, pero somos a la vez prisioneros de las consecuencias. 

La gente no vota ya por razones, por ideas o planteamientos, sino por emociones inducidaspor la propaganda del candidato más poderoso y billetón y las siempre serviles mentiras lobotomizadoras de un determinado aparato mediático. Eso invalida -de raíz- democracia alguna.

¿Por qué no podemos llevar a cabo una regionalización?, ya está hecha, no podemos dejar la Nación en manos de sátrapas, ¿Por qué tenemos 43 distritos solo en Lima? eso es inconcebible, inviable.  En este momento, lo que el Perú requiere, es una Nación que tenga la capacidad de expandir y profundizar la economía de libre mercado, y a la vez desarrollar un gobierno eficiente y democrático.

Aun no vemos esa diagonal que nos permita navegar por el ámbito político, observando tanto las perspectivas de la derecha como de la izquierda, adoptando ciertos elementos del mercado de la primera y manteniendo la búsqueda de igualdad de la segunda. En realidad, esto representa un símbolo del cambio cultural actual, una transición de época en la que las cosas ya no se definen por esencias filosóficas, sino que son configuradas por su significado. Pero nadie quiere ceder un ápice desde la comodidad que le da su identidad, no puede renunciar a ello, no importa que la gran mayoría sea considerada pobre en medio de desempleo y anemia.

desde hace décadas nos han impuesto una dualidad política y económica donde solo nos resta escoger entre la derecha y la izquierda, ambas totalmente opuestas y odiadora una de la otra, al máximo, incluso gente ilustre ha caído en este absurdo maniqueísmo de la realidad. “Quien no está en mi orilla es traidor y cobarde, quien, si lo esta es patriota y buen peruano”, este estribillo sale de ambas tiendas, mejor o peor adjetivado.

Lo que corresponde a estas alturas de la historia es evitar estos absurdos, no caigamos en los juegos de Foros y Consensos, donde solo alimentan el odio y eso no permitirá que despeguemos. Rechacemos la brutal y perversa dicotomía manipuladora, empleemos lo mejor de ambas que es lo que no quieren los modernizadores globalistas, Produzcamos con la derecha y distribuyamos con la izquierda, hagámoslo así, al revés sería suicida.

Valoremos el factor mercado de la derecha y la distribución con equidad social de las izquierdas, no adoremos doctrinas, no las hagamos nuestra carne, son solo eso: teorías, que deben orientar, no ser armas de destrucción.

Aun no podemos entrar a la modernidad, y para eso hay que acelerar el flujo de inversiones de las empresas, rompiendo y llevando al tacho las abusivas normas mercantilistas de la que están llenas nuestras leyes.

Terminemos de sincerar que el Estado es pésimo empresario, siempre fue un cementerio de expectativas, liberémonos de las entidades deficitarias, veamos a nuestras comunidades nativas y démosle lo que realmente necesitan y que estamos en la obligación de darles: agua, desagüe, luz, colegios, centros médicos, Internet y vías de comunicación, empecemos con eso.  Rehacer la ley de contrataciones del Estado, que se haga todo con procesos tipo llave en mano con participación obligatoria de la Contraloría en permanente concurrencia y no lo que mal hace hasta ahora –ir por cadáveres-, romper con la absurda dicotomía de Essalud y Minsa y establezcamos un eficiente sistema para la integración social y el respeto de la ciudadanía; que inicie una reforma profunda en los ámbitos político y judicial; que promueva y proteja la riqueza de las diversas culturas de nuestra nación; que convierta el estímulo a la cultura en una estrategia inteligente de políticas públicas.. 

Un presidente que se precie de tal, un estadista, rodeado de gente especialista y honesta, como buen estratega nos dirá: ¿Qué hacer?, ¿Cómo hacer? y ¿Con qué medios? Está en nosotros como Nación saber decidir y elegir, saber aceptar y saber ir hacia un mundo mejor por nosotros, por nuestros hijos. Todavía tenemos gente experta y honesta que tiene la suficiente capacidad intelectual, técnica y estratégica para enrumbar las políticas que están ahí, esperando. No podemos seguir dependiendo del amiguismo y la compadrería para confiar en asaltantes y algunos pocos que entienden algo del problema. Debemos ir por los que realmente conocen los problemas a profundidad, pero a la vez que presenten soluciones adecuadas y no tiradas de los pelos con un facilismo fatal, del megalamento y el hiperanálisis ya fue suficiente.

Volvamos a los valores del respeto, de la educación, del mérito, de la cultura y de cumplir obligaciones antes que exigir derechos, eso debe ser parte del sistema educativo.

Entendamos que no hay varias verdades ni hay medias verdades, la verdad es una sola, la desinformación se ha apoderado de nosotros y nos guía como a párvulos que ya no chequeamos las fuentes ni investigamos un milímetro de profundidad acerca de las noticias falsas, es más, no hemos convertido en reporteros de la desinformación, la verdad si no es entera se convierte en aliada de lo falso.

Sepamos ubicar a los ganapanes que se creen intelectuales de primera línea y solo son frívolos opinologos e hipócritas de ambas tendencias, que pretenden ser intelectualmente superiores y no entienden que están proponiendo un sistema inmisericorde con ellos mismos de referentes, aquellos que todo critican, esos infalibles “adivinos del pasado”.

En la historia de la humanidad, siempre tratamos de imponer nuestra voluntad, nuestras ideas, nuestra cultura, ha pasado siempre, fuimos los únicos seres que pudieron fantasear y crear ficción con la cual vivimos y creemos. Todas las instituciones han sido creadas por la ficción del hombre para vivir mejor, para gobernar mejor, para imponer mejor, estamos siempre corriendo en la vida entre el miedo y la esperanza, muchas veces basados en conceptos ideales, abstractos. efectivamente Nietzsche manifestaba ¿Qué ha contribuido más a la felicidad humana, lo real o lo imaginario?, obviamente lo imaginario.

Sin embargo, ya en estos tiempos del s. XXI, no debemos confundir la verdad con la simple opinión de una eventual mayoría, lo que oímos es una opinión NO un hecho, lo que escuchamos es un punto de vista, no necesariamente la verdad.

Marco Aurelio también decía, La opinión de 100,000 personas no tienen ningún valor, si ninguno de ellos sabe nada sobre el tema.

Es necesaria la unión, es indispensable no destrozar la Nación, Las fuerzas del orden tienen una tarea muy difícil en los últimos años de violencia política y es la de mantener la línea de flotación del gran barco llamado Perú, los militares y policías tienen esa labor silenciosa y no pueden ni deben claudicar, aun a costa de la eventual grita e insultos desaforados, en casos hasta la humillación pública en nombre de la grita “libertaria” a la vez interesada y acomodaticia.

Mandela con todo el poder que logró acumular tras su liberación, prefirió evitar una guerra civil, con medidas que incluso iban contra el ideario de su partido político, para él, estuvo por encima de todo el interés nacional por sobre los intereses de grupo, por encima de venganzas y cuotas de poder que solo traerían más odio, más violencia, más muerte, más desgracia.

Aquel que se precie de referente y líder político, demuestre que sabe y conoce a los varios Perú dentro del Perú, que tiene conocimiento de sus necesidades que siente cada una de los 55 pueblos originarios y de su cosmovisión y de un “Vivir bien”, conocer y sentir esa realidad les hará implementar soluciones. No traigan dibujos e ideas gaseosas, traigan planes, proyectos, viabilidad de presupuestos, objetivos y metas con sus respectivos indicadores, basta ya del engaña-muchachos. Es imposible pensar más en idearios que son pura mentira, puro floro, que ni siquiera conoce el plan estratégico peruano al 2050, que mal que bien es lo que tenemos y en lo que han trabajado cientos de personas de nivel técnico y profesional superior.

Que un candidato a la primera magistratura del país, no sepa cuáles son los objetivos nacionales está más allá de la vergüenza.

Planteen como piensan distribuir equitativamente la riqueza del tesoro nacional, si aciertan habrán cambiado la historia, sino será más de lo mismo. Algunos creen que la distribución de la riqueza es repartir bonos a manos llenas, eso es populismo puro, la distribución de la riqueza se da en infraestructura, vías, colegios, centros de salud, buenos servicios, agua, desagüe, en eso se invierte esa riqueza, particularmente en ese Perú profundo que muchos no tienen idea de cómo superviven.

Negar esta realidad solo le traerá rechazo popular a esos grupos convenidos, quienes siempre son los mismos, con sus amigos los unos, y sus proveedores de siempre los otros. Esto no es ceguera ni miopía social, es una imposición de elites que no tienen idea de que hay poblados enteros, sin luz, sin agua, sin servicios básicos como el desagüe, sin carreteras, donde su único patrimonio es la anemia y la desnutrición, amén de analfabetos.

Porque muchas veces actuamos con doble moral, y creo que todos se dan cuenta de eso, queremos por un lado un policía que ponga orden y respeto y por otro lado un policía que me de licencias para manejar borracho, queremos un político serio que nos diga la verdad pero elegimos al que nos miente y nos dice que nos va a regalar cosas, llegamos incluso a vender nuestra firma por un plato de comida o por un polo, deseamos igualmente contar con dos marcos legales de migración: uno que facilite la contratación de extranjeros – mano de obra barata, y otro que expulse migrantes honestos sin respetar sus derechos y sin considerar que, al igual que nosotros, también tienen familias y necesitan empleo, queremos empleo pero no trabajo, y hablamos y convencemos con ideas atadas al populismo en las redes sociales o en los programas dominicales, no hay rigor científico ni siquiera una mínima validación en nada de lo que nos cuentan, tenemos que soplarnos encuestas absurdas elucubradas al parecer en la movilidad que nos lleva al canal.

Y es que, en verdad, parafraseando a Le Bon, las masas nunca han sentido sed por la verdad, se alejan de los hechos desde la prehistoria, se alejan de los hechos que no les gustan por un mecanismo mental de defensa, rechazan lo que no les gusta y quieren que les digan cosas lindas esperanzadoras, no les gusta el miedo, prefieren la esperanza así esta, sea falsa. Quienes logren engañarlas tendrán su voto, los que intenten decirles la verdad fracasaran.
Eso pasa en nuestro Perú que no conocemos donde nuestros jóvenes ven la esperanza en la minería ilegal o en el narcotráfico, ya que les da un “bienestar” inmediato.

Quien quiera gobernar el Perú:

Tiene que construir desde abajo hacia arriba y desde el medio hacia afuera, con ese fin haremos que las inversiones públicas de mayor impacto sean las que necesita nuestra gente. Que busque aumentar el acceso a las atenciones de salud y sobre todo al cuidado de los niños en todos los niveles sanitarios, una vez reducido a su mínima expresión con el programa más combativo de lucha contra la anemia, se deberá dar el mayor énfasis histórico a la capacitación y educación con incidencia en las carreras técnico productivas.

Deberá tener una fuerza laboral excelente que atraiga las inversiones a la par de condiciones legales que propondrá su gobierno.

No debe dejar ninguna actividad extractiva de lado y todas y cada una deberán salir del país con niveles de manufactura, generando empleo al máximo –hasta en los penales- moviendo de esta manera el mercado, con dinero, el peruano de a pie podrá adquirir bienestar, si los indicadores del mercado tienen la tendencia que todos queremos, entonces tendremos bienestar y por ende, desarrollo.

Todo eso sin seguridad ciudadana será nada, por lo que tenemos que potenciar esta seguridad, un marco legal adecuado es fundamental, en concordancia con el ministerio público y el poder judicial, ese marco urge que el congreso lo viabilice, con penas severas desde la destitución o la baja a quienes atenten contra este marco legal.

Démosle a la policía la logística que necesita a través de una agencia de compras destinada para tal fin, sin generar más burocracia ya existe la Agencia de Compras del MINDEF, ¡úsenla! NO debemos emplear a nuestro personal policial en compras y financiamientos para lo cual no se les requiere, dejen eso a los expertos.

Que nuestras fuerzas armadas se encarguen de la integridad de nuestro territorio asumiendo el control integral de las fronteras y algunas misiones que la policía mantiene y les resta mucho personal. Su rol es fundamental en mantener al país en una paz duradera, sin peligrosos anarquistas, guerras civiles y golpes de Estado. Siempre calmar las agitadas aguas de este mar embravecido llamado Perú, será su misión.

Manos a la obra.

General del Ejército de Perú, en situación de retiro, ex Jefe del Comando Conjunto de las FFAA, Ex Comandante General del Ejército, Ex Comandante del Comando Especial VRAE, ex Comandante del Frente Huallaga.