En las últimas semanas los medios de comunicación han hecho eco sobre un posible referéndum para cambiar la Constitución de 1993. Creo que lo primero que debemos preguntarnos es ¿quién o quiénes proponen cambiar la constitución? como si la actual ya hubiera pasado de moda. Lo segundo, es reflexionar ¿por qué países como los Estados Unidos de Norteamérica tienen la misma Constitución desde 1787 y nosotros vamos cambiando doce veces la constitución desde que somos una república? Finalmente preguntarnos ¿es necesario una nueva constitución y qué alternativas nos proponen?
Antes de responder a estas preguntas, empecemos por el principio, ¿qué es un referéndum?, ¿quiénes lo han utilizado?, ¿qué resultados han obtenido?
Según la Real Academia Española, referéndum es un procedimiento jurídico por el que se somete al voto popular leyes o actos administrativos para su aprobación. Para llegar al acuerdo, tiene que haber la mayoría absoluta de los votos. Existen diferentes tipos de referéndum y se pueden clasificar según el objeto (constitucional, legal, etc.); según el fundamento (obligatorio, facultativo, etc.); según su carácter (propositivo, abrogativo, etc.) y según el resultado (vinculante).
A lo largo de las últimas décadas, se ha llamado a referéndum a los pueblos para que decidan con su voto una larga lista de temas. Entre las más resaltantes encontré: el referéndum de 1988 en Chile, en donde se votó por la no continuidad del régimen de Augusto Pinochet. En este referéndum el NO obtuvo el 55.99% de los votos válidos por lo que se llamaron a elecciones generales para 1989 en donde se eligió a Patricio Aylwin como presidente de Chile. Luego tenemos el referéndum de 1993 en el Perú en donde se votó la aprobación de la nueva constitución creada por el Congreso Constituyente Democrático. La opción del SI, venció al obtener el 52.33% de los votos. El referéndum del 2016 en Bolivia en donde la opción del NO obtuvo el 51.7% de los votos, lo que impedía una nueva postulación de Evo Morales a la presidencia (dos años después el Tribunal Electoral de Bolivia lo facultó a reelecciones indefinidas alegando que era parte de sus “derechos humanos”). Al otro lado del Atlántico ese mismo año 2016, se llevó a cabo un referéndum en el Reino Unido para decidir su permanencia en la Unión Europea. El 51.9% votó por separarse de la Unión Europea. De regreso a casa, el último referéndum que hemos tenido fue el del 2018, en el cual el gobierno de Vizcarra llevó a consulta popular la reforma del Consejo Nacional de la Magistratura (SI 86.56%), la reforma que regula el financiamiento de partidos políticos (SI 85.77%), la prohibición a la reelección de parlamentarios (SI 85.80%) y la bicameralidad en el Congreso de la República (NO 90.51%). Ya vemos como los resultados han sido variados.
Siguiendo con nuestro análisis para obtener respuesta a la interrogante planteada ¿quién o quiénes quieren cambiar la constitución? podríamos pensar que se trata de la generación del bicentenario, sin embargo, cuando se escucha a los jóvenes de esta “generación” puedo afirmar sin ningún miedo a equivocarme que la inmensa mayoría ni siquiera ha leído la Constitución de 1993, no saben ¿cuántos artículos tiene?, ¿qué dice el capítulo económico?, ¿cuál es el rol del Estado? entre muchos otros puntos. Cuando se les pregunta por qué quieren cambiar la Constitución, la gran mayoría da una respuesta criticando a la clase política, la corrupción en el Estado, o varias otras críticas al sistema actual que poco o nada tienen que ver con un cambio constitucional. Es inverosímil pensar que la “generación del bicentenario”, quiere encargarle a esa clase política que “no los representa”, el cambio de constitución que supuestamente ellos reclaman.
La realidad es otra. Quienes realmente proponen el cambio de la constitución son los grupos de izquierda y los llamados “progresistas” que dicen ser los defensores de la democracia y los derechos humanos. Son estos grupos los que quieren imponer a la fuerza la ideología del Socialismo del Siglo 21. Esta misma ideología que ha traído pobreza y miseria en todos los países donde se ha implementado. Ejemplos hay muchos.
Líneas arriba pregunté ¿por qué en países como Estados Unidos tienen la misma constitución desde 1787 y nosotros hemos tenido 12 constituciones desde que se creó la república? La respuesta a esta pregunta nos lleva a un profundo análisis comparativo de la formación e historia de ambos pueblos. Desde mi perspectiva puedo decir que se debe a la gran diferencia de visión entre ambos. Mientras en los Estados Unidos el poder del estado surge del pueblo, en nuestro país es el estado el que tiene el poder. Es por esta básica diferencia que los peruanos sentimos la necesidad de reformar el pacto social entre el estado y la sociedad proponiendo una nueva constitución, cuando pensamos que el estado ha fallado. Pero no nos damos cuenta que hemos fallado nosotros, al elegir a gobernantes que poco o nada les importa el bienestar del pueblo y más bien han estado enfocados en llenarse los bolsillos con dinero ajeno. En países como Estados Unidos, el pueblo encadena el poder del estado para que cumpla de manera estricta su papel de dar seguridad, estabilidad, un sistema de justicia imparcial y crear las condiciones para que el individuo pueda desarrollarse y así satisfacer sus necesidades. Por el contrario, en nuestro país esperamos que sea el estado el que nos de educación, salud, vivienda y en general el sustento; y para eso es necesario que el estado confisque mediante impuestos de los que más tienen y lo redistribuya a los necesitados democratizando así la pobreza. Poco importa que tengamos un estado débil e ineficiente ya que se puede recurrir a la corrupción (en todos los niveles) para obtener la ventaja que necesitamos.
Llegamos a la tercera de las preguntas: ¿es necesaria una nueva constitución y qué alternativas nos proponen? Comparto la idea de que es necesario modificar algunos puntos de la constitución, pero para ello no es necesario derogar la actual y hacer una nueva. La misma constitución, contempla el procedimiento para llevar adelante las reformas que se puedan considerar necesarias. Por ejemplo, creo que es fundamental eliminar la estabilidad laboral que la constitución deja a libre interpretación del Tribunal Constitucional, quienes excediendo su poder, han convertido nuestra legislación laboral en la más inflexible e ineficiente del mundo. Considero que debemos fortalecer el capítulo económico, el cual nos ha permitido tener el mayor crecimiento y reducción de la pobreza de toda nuestra historia republicana. Deberíamos regresar a un sistema bicameral en el congreso con roles definidos para cada cámara como ocurre en otros países. Además de otra serie de reformas que bien podrían ser discutidas y aprobadas en el actual marco legal.
La alternativa que nos plantea la izquierda, es un “GRAN SALTO HACIA ADELANTE” al estilo de Mao Zedong en la República Popular China en los años 1958 a 1961. Las principales políticas implementadas, incluyeron la creación de las comunas populares, la prohibición de la agricultura privada, el impulso de los proyectos intensivos en mano de obra y la combinación de las pequeñas y medianas iniciativas industriales con los grandes emprendimientos. Proposiciones muy parecidas que nos trae la izquierda el día de hoy, además de la creación de nuevos impuestos, creación de empresas públicas en todos los sectores, intervención del estado en la economía, limitación del derecho a la propiedad privada, nacionalización de “sectores estratégicos” y en general, el recorte de nuestro derecho a vivir en libertad y escoger nuestro destino.
¿Cuál fue el resultado del “Gran Salto hacia Adelante” de Mao Zeong? La consecuencia más clara fue la muerte por la hambruna de millones de personas, que algunos historiadores cifran en 30 millones. China tardó más de 20 años en dar marcha atrás a las políticas socialistas implementadas por Mao y tardó otros 20 años más revertir las tasas de pobreza para empezar a salir de la miseria en la que se encontraba su población.
Si finalmente se llega a convocar un referéndum para cambiar la actual constitución, creo que la pregunta no debería ser ¿quiere usted una nueva constitución?, sino debería ser:
¿Quiere mantener la constitución de 1993 y con pequeños cambios convertir al Perú en un país desarrollado? Sí. No.
¿Quiere derogar la constitución de 1993 y dar un SALTO ADELANTE llevando al país a la miseria? Sí. No.
¿Por cuál votarían ustedes?