Opinión

Migrando del ‘Modelo Perfecto’ al ‘Modelo Imperfecto’

En un par de semanas los peruanos tendremos que elegir nuestro futuro y destino, no entre dos personas, sino entre dos modelos.

Debajo hago una síntesis –personal– de mi percepción acerca de ambos modelos en el contexto que enfrentamos. Solo hay dos caminos, incluso si manifestamos nuestras preferencias por ninguno de los dos a través de un voto blanco, nulo, viciado o simplemente no yendo a votar.

Una muestra de la democracia participativa es que participes o no participes, tu opinión será considerada. E inevitablemente –para bien o para mal– serás parte no solo responsable sino además afectada directamente del resultado.

Empecemos por el ‘Modelo Imperfecto’.

En los últimos 40 años el Perú ha recuperado y vivido una democracia imperfecta, endeble y corrupta que ha terminado con la mayoría de sus gobernantes en las últimas tres décadas en prisión o en camino a la prisión, involucrados en actos de corrupción e ineptitud de gran magnitud.

Empero, a pesar de la terrible gestión los resultados no han sido tan malos. Se ha respetado la libertad, y se ha creado un clima que ha promovido el ambiente para atraer capitales y hacer negocios, emprender, desde el pequeño artesano hasta las grandes empresas nacionales y multinacionales.

La salud púbica aún tiene mucho que mejorar, pero pese a ello hemos aumentado la longevidad de los peruanos. La educación mejoró algo, especialmente la universitaria, pero la brecha en calidad contra estándares mundiales aún tiene un gran trabajo por desarrollar y espacio para mejorar. Nos quejamos del ‘retail’, pero ahora compramos de manera más cómoda y competitiva. Accedemos a la tecnología, aunque aun tenemos brechas. La justicia aún necesita hacerse más justa, accesible, y rápida para todos por igual. Aun necesitamos reconocer nuestras ventajas competitivas como país y explotarlas sacándoles todo el provecho que podemos.

Aun. Aun. Aun…. Aun a pesar de estas imperfecciones. Terribles imperfecciones, el Perú ha conseguido en los últimos 20 años reducir la pobreza de la población del 60% al 20% (mientras que Venezuela la incrementó de 52% a 96% en ese mismo periodo). La inversión ha generado más de 1.2 millones de MyPes y Pymes representando el 99.5% de las empresas del Peru, que emplean a un 30% de la población formal. Si bien, el empleo de nuestro país mantiene al 70% de población en condición de empleo informal sus ingresos producto de su trabajo los ha sacado de la pobreza en una gran mayoría. Un caso de éxito mundial en reducción de la pobreza, pese a las brechas que el país debe continuar cerrando. A todos los defectos listados y que podemos seguir listando, y los tantos ‘aun’ que tenemos por trabajar, vale la pena reflexionar ¿Cómo nos hubiera ido ‘de bien’ si realmente hubiéramos tenido los gobernantes capaces que nos permitan explotar el potencial que tenemos?

Habiéndolo hecho tan mal, en los resultados nos ha ido de la misma manera.

El Perú ha ido en el camino y el sentido correcto, pese a los obstáculos y ‘a meternos cabe’ nosotros mismos.

De cara al futuro, el efímero y magro crecimiento y prosperidad del Perú que sacó de la pobreza al 40% de su población en los últimos 20 años, podría verse favorecido por la economía mundial post-pandemia con un incremento fuerte de la demanda y el alza de los precios de los commodities que nos caracterizan como principales productos que componen la canasta de nuestras exportaciones. Por si fuera poco, nuestros grandes vecinos latinoamericanos tornan sus economías inestables y ahuyentan los capitales e inversiones, lo que para un país estable, con recursos y con un modelo de libre mercado es (o sería) una gran oportunidad.

El ‘Modelo Perfecto’.

Hablemos ahora del modelo perfecto. Un modelo ‘totalitariamente’ perfecto, como el de Venezuela (si desea puede reemplazarlo por Cuba). Para hacer la comparación homogénea con el Perú, tomemos también los últimos 20 años, en donde ambos partimos el año 2002 de la misma línea base: 58% – 60% de pobreza en las dos naciones. Y ambos países con recursos naturales y ventajas comparativas importantes y explotables.

En Venezuela los resultados del modelo ‘totalitariamente’ perfecto aplicado por Chavez y su sucesor Maduro han logrado igualar a su población en un 96% de pobreza, en donde el 76% accede solo a una comida al día, haciendo de la miseria el factor común, que ha puesto a todos ‘en una misma miserable, vergonzosa e indigna igualdad de condiciones’.

Venezuela, a pesar de ser un territorio amplio en recursos está al nivel de los países más pobres del África. Solo el 10% de su población accede al suministro de electricidad cuando sobra el petróleo y la energía hidráulica, y el 25% de los hogares no accede al suministro de agua. Por si fuera poco, quienes han nacido entre 2015 y 2020 han perdido 3,7 años de esperanza de vida.

No hay mucho más que decir. No hay justicia, no hay libertad, no hay respeto a la propiedad; no hay inversión, ni empresa ni trabajo; no hay futuro y se está perdiendo inclusive la esperanza de vida. Hay una ‘perfecta inequidad’ y un nulo acceso a derechos fundamentales. Eso los hace no solo a todos iguales en sus carencias y posibilidades, y los pone en el extremo que para sobrevivir millones de venezolanos han tenido como única opción migrar caminando a países vecinos con ‘modelos imperfectos’ para buscar asegurar su supervivencia, y en la en búsqueda no solo de oportunidades y trabajo, sino también de libertad y una mejor situación que la que les ofrece su ‘igualitario en la miseria’ modelo económico y el régimen de gobierno de su país.

No es necesario extenderse mucho. No tiene sentido que redacte condiciones favorables de un gobierno que ha igualado a todos en la miseria. No hay mucho más que decir.

Colofón.

Tenemos en el Perú la gran posibilidad de elegir. Nos guste o no, votemos o no votemos, vamos a decidir solo entre dos opciones, y además cualquiera de las dos nos va a afectar. No somos espectadores mirando el problema desde fuera, somos parte del problema (o solución).

Elegiremos finalmente el modelo que deseamos para nuestro país, y nos haremos responsables de las consecuencias. En mi caso escojo por la libertad imperfecta con la posibilidad de hacerla cada vez mejor, esa que nos permite encontrar oportunidades y fomenta entregar lo mejor de cada uno, emprender con seguridad, invertir con estabilidad, trabajar con tranquilidad, y seguir reduciendo la pobreza solo si cada vez somos capaces de generar más valor como población.

Si bien tenemos mucho por mejorar, ‘Prefiero la libertad imperfecta al totalitarismo perfecto’.

Ojalá que en este futuro post-pandemia y de reactivación económica mundial que tenemos a la vuelta de la esquina, nos coja en la mejor posición para atraer las inversiones, el capital, el turismo y desarrollar y fomentar el trabajo y el empleo en general para recuperarnos de esta crisis. Como se lo comenté a un amigo hace muy poco ‘ojalá que cuando llueva sopa, no nos coja con un tenedor’.

‘Ojalá que cuando llueva sopa, no nos coja con un tenedor’.

* Rector de la Universidad Privada Peruano Alemana

Fuentes:

Libre Mercado

INEI Pobreza 2008 – 2019

INEI Pobreza 2004 – 2007

World Bank. Pobreza. 2002 – 2003