La unión civil entre personas del mismo sexo ha generado debates y divisiones en muchas sociedades; para algunos, representa igualdad y progreso mientras ue para para otros es una amenaza a las estructuras tradicionales. Pero, ¿a qué se debe el temor de quienes se oponen a esta forma de reconocimiento legal?
Muchos temores están enraizados en una visión tradicional de la familia y el matrimonio, quienes se oponen suelen creer que la unión civil podría «desnaturalizar» los conceptos de pareja y hogar que han prevalecido por generaciones. Sin embargo, el reconocimiento de nuevos modelos familiares no invalida los existentes, sino que amplía las posibilidades de inclusión.
La religión es uno de los bastiones más fuertes de la resistencia a la unión civil. Las doctrinas conservadoras suelen considerar las relaciones homosexuales como contrarias a sus enseñanzas. Este rechazo, aunque legítimo en el ámbito personal, no debería trasladarse al espacio público, donde el Estado tiene la obligación de garantizar derechos para todos.
La falta de educación sobre temas de diversidad sexual y derechos humanos fomenta ideas equivocadas, como que la unión civil llevará a la «destrucción de los valores sociales». En realidad, estos temores son infundados, ya que los países que han legalizado la unión civil no han experimentado consecuencias negativas en su tejido social.
4. Miedo a lo desconocido
El miedo suele ser una reacción natural ante lo que no se comprende. Muchas personas que se oponen a la unión civil no han tenido contacto cercano con miembros de la comunidad LGBTQ+, lo que perpetúa estereotipos y rechazos injustificados.
La unión civil no busca imponer valores, sino garantizar derechos: acceso a la salud, herencias, seguridad social y, sobre todo, reconocimiento y dignidad para quienes han sido históricamente marginados. Este paso no afecta negativamente a quienes no forman parte de estas parejas, pero significa un cambio trascendental para la vida de quienes sí lo necesitan.
Se podría decir que los temores hacia la unión civil suelen estar fundamentados en prejuicios o desinformación; la clave para superar estas barreras radica en la educación, el diálogo y la empatía.
El reconocimiento de los derechos no resta, solo suma.