El anuncio del Ministerio de Salud sobre la implementación de un nuevo examen para el SERUMS (Servicio Rural y Urbano Marginal en Salud) ha generado una ola de críticas y descontento en la comunidad médica y académica.
Con un costo que se acerca al medio millón de soles, este examen, impulsado por el Ministro de Salud, ha sido rechazado por diversas universidades y la Asociación Peruana de Facultades de Medicina (ASPEFAM), quienes han decidido no participar en esta evaluación; esta situación pone en evidencia no solo la falta de consenso y diálogo por parte del ministro, sino también la necesidad urgente de su renuncia.
Una de las principales razones por las que el Ministro de Salud debería renunciar es la falta de diálogo con los actores involucrados en la implementación del examen SERUMS.
ASPEFAM y varias universidades han expresado su rechazo frontal al examen debido a la falta de coordinación y consulta previa; la imposición de esta prueba sin el respaldo de las principales instituciones formadoras de médicos demuestra una desconexión total con la realidad del sector y con quienes tienen un conocimiento profundo de las necesidades y capacidades de los futuros profesionales de la salud.
El presupuesto destinado a la realización del examen, cercano al medio millón de soles, ha sido motivo de gran controversia; en un país donde los recursos para el sector salud son limitados y muchas regiones enfrentan carencias básicas, destinar tal suma a un examen parece una decisión poco sensata y hasta irresponsable siendo un gasto no solo innecesario, sino que también revela una falta de prioridades en la gestión del presupuesto público, que debería enfocarse en mejorar las condiciones de los servicios de salud en lugar de una evaluación cuestionada que ya es bien llevada por ASPEFAM.
La negativa de las universidades a participar en el examen es una señal clara de que este no cumple con los estándares de calidad exigidos para la formación médica en el país; si bien la evaluación de los médicos es importante para garantizar calidad en el desempeño de los médicos, esta debe realizarse bajo criterios acordados y respetados por las instituciones académicas.
Un examen que no cuenta con el respaldo de las facultades de medicina pone en riesgo la calidad de la formación de los futuros médicos y, por ende, la salud de la población.
La controversia generada por este examen se suma a una serie de desaciertos en la gestión del actual Ministro de Salud, lo que ha llevado a una pérdida significativa de confianza en su liderazgo.
La salud pública es un sector que requiere de una gestión eficiente, transparente y basada en el consenso, sin embargo, las decisiones unilaterales y la falta de sensibilidad hacia las preocupaciones de los profesionales de la salud solo han contribuido a aumentar la desconfianza y el descontento generalizado.
La renuncia del Ministro de Salud es necesaria para restaurar la estabilidad en el sector y permitir que un nuevo liderazgo, más receptivo al diálogo y con una visión clara de las prioridades del sistema de salud, asuma la dirección de este ministerio; además, sería una señal de que al gobierno le importa garantizar un sistema de salud que respete y valore la formación de sus futuros médicos.
Solo a través de un cambio en la dirección se podrá trabajar en conjunto con las universidades, ASPEFAM y otros actores clave para desarrollar políticas de salud que realmente beneficien al país.