Opinión

La falsa independencia de los medios «independientes» financiados por USAID

La agencia estadounidense asignó millonarias sumas a supuestos medios independientes

La reciente suspensión del financiamiento de la Agencia de EE.UU. para el Desarrollo Internacional (USAID) ha dejado al descubierto una realidad incómoda: muchos medios autodenominados «independientes» en América Latina dependían económicamente de esta agencia, lo que ponía en duda su verdadera autonomía editorial.

Detrás de la etiqueta de «prensa libre», se ocultaba un flujo constante de fondos destinados a promover una agenda política e ideológica alineada con los intereses de posturas progresistas.

A lo largo de los años, USAID ha destinado millones de dólares a medios que se presentan como alternativas a la prensa tradicional; sin embargo, la selección de beneficiarios evidencia un patrón: la mayoría de estos medios se enfocaban en temas como derechos humanos, género, migración y corrupción, pero con una marcada orientación política.

En el caso peruano muchos medios identificados con la izquierda o la centroizquierda han sido los principales receptores de estos fondos, lo que explica su alineamiento con una narrativa progresista y su frecuente oposición a sectores conservadores.

Entre los beneficiados se encuentran medios digitales que han promovido discursos a favor de reformas de corte ideológico en ámbitos como el feminismo, los derechos LGTB y el ambientalismo radical.

Con el recorte de fondos de USAID, numerosos medios quedarán al borde de la quiebra. En El Salvador, portales como El Faro y Gato Encerrado lamentaron públicamente la suspensión de los pagos, evidenciando su dependencia económica. En Colombia, La Silla Vacía reconoció que casi la mitad de sus ingresos en 2023 provenían de USAID.

En Perú, aunque la información sobre el financiamiento de los medios es poco transparente, algunos supuestos medios independientes, como La Encerrona de Marco Sifuentes, Ojo Público, Epicentro de Clara Elvira Ospina, Wayka y el Instituto de Defensa Legal (IDL), dirigido por Gustavo Gorriti, habrían recibido fondos de USAID. Ahora queda por ver cómo afrontarán la falta de estos ingresos; si no logran superar esta situación, quedará en evidencia que las sospechas sobre su dependencia eran fundadas.

El verdadero periodismo independiente no debería estar condicionado por intereses externos, ya sean gubernamentales o de organizaciones extranjeras, la revelación de estos financiamientos obliga a cuestionar cuán genuina era la independencia de estos medios y si, en realidad, operaban como instrumentos de influencia de ideologías foraneas.

El reto para la prensa en América Latina es recuperar la confianza del público con transparencia y verdadera autonomía; sin fondos de USAID, muchos medios deberán replantear su modelo de negocio y demostrar si realmente pueden sostenerse sin depender de agendas impuestas desde el extranjero.


Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *