El martes 28 de noviembre último, el Tribunal Constitucional (TC) se pronunció positivamente respecto al Habeas Corpus interpuesto el 2022 contra la decisión de la Corte Suprema de dejar sin efecto el indulto que en su oportunidad se le otorgo a Alberto Fujimori, devolviendo el expediente al juez de ejecución del Habeas Corpus a fin de que proceda conforme a sus atribuciones. El expediente se remitió al titular del referido juzgado y este – como si se tratase de una granada a punto de estallar – devolvió los actuados al TC argumentando que siendo una sentencia emitida por ese organismo supranacional su judicatura carece de competencia para resolverla y que, de acuerdo al Nuevo Código Procesal Constitucional es el mismo TC quien debe pronunciarse sobre la ejecución del Habeas Corpus y de ser el caso ordenar la libertad de Fujimori.
Haciendo un poco de historia, la decisión por parte de la Corte Suprema de dejar sin efecto el indulto otorgado a Fujimori fue producto de la resolución de la Corte Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) que indicada que el indulto otorgado no iba acorde con la obligación de perseguir y castigar los crímenes contra la humanidad, como está establecido en la Carta Interamericana de Derechos Humanos de la cual nuestro país es firmante.
¿Pero, no son también crímenes de lesa humanidad las acciones terroristas tanto de Sendero Luminoso como del Movimiento Revolucionario Tupac Amaru que asolaron durante más de una de una década a nuestro país? Los sentenciados por terrorismo Lori Berenson, Jaime Castillo Petruzzi, María Loayza Tamayo, miembros de estas agrupaciones sanguinarias fueron indemnizados con US$ 30,000.00, US$ 2,500.00 y US$ 167,190.00 respectivamente por la CIDH bajo el pretexto de que en sus procesos penales la justicia peruana violo sus derechos a las garantías judiciales. Irónico, ¿verdad?
No se puede ser humanitario con unos y desdeñosos con otros, quienes me conocen saben que desde las aulas universitarias al igual que muchos jóvenes de mi generación protestamos y combatimos la dictadura fujimontesinista, pero no por ello voy a sumarme a quienes viven con el rencor contenido y cual Tribunal del Sanedrín bíblico miran solamente la paja en el ojo ajeno. Como diría el escritor Irlandés George Bernard Shaw “El odio es la venganza de un cobarde intimidado” y aquí de lo que se trata no es de aplacar el odio con el odio sino de demostrar nuestra superioridad moral sobre alguien que a sus 85 años viene cumpliendo más de dos tercios de su condena.
Y para quienes creen que otorgarle libertad a Fujimori es impunidad, solo recordarles que la figura del indulto no es sinónimo de inocencia sino de perdón, y, estimados lectores, hay situaciones en las que el perdón es la mejor venganza que se le puede dar a quien ha delinquido.
En este mes donde debe iluminarnos la armonía y la paz, esperemos que el Tribunal Constitucional emita un pronunciamiento final sobre el futuro del exmandatario reflexionando sobre la humanidad que debe acompañar a la justicia, como diría Santo Tomas de Aquino JUSTICIA SIN MISERICORDIA ES CRUELDAD.