Como ciudadanos, estamos acostumbrados a ver la presencia de agentes de seguridad privada en los distintos recintos públicos y privados, como universidades, bancos, clínicas, centros comerciales, etc. Sin embargo, surge la incógnita de si verdaderamente estos agentes, que son empleados de empresas de seguridad privada, están preparados para afrontar y mitigar las amenazas delincuenciales o de emergencia que puedan presentarse.
Esta incógnita cobra relevancia a raíz de los acontecimientos recientes en la
Universidad de Lima y el Estadio Nacional de Lima. El 3 de octubre, un exalumno de la Universidad de Lima se arrojó desde el quinto piso de un edificio del centro educativo, y los agentes de seguridad no pudieron prevenir el incidente. Pocas semanas después, la misma institución académica fue escenario de un acto de robo perpetrado por una mujer ajena a la universidad, quien logró ingresar y sustraer un dispositivo electrónico de una de las alumnas. También en el mes de octubre, durante un partido de fútbol entre Perú y Argentina que se llevó a cabo en el Estadio Nacional de Lima, tres aficionados lograron invadir el campo de juego con el objetivo de tomarse una foto con el astro Argentino Lionel Messi, evidenciando la falta de capacidad de los agentes de seguridad para cumplir con sus funciones.
Dichos incidentes ilustran de manera evidente la falta de preparación del personal de seguridad de diversas empresas. En primer lugar, los agentes de seguridad que trabajan en la Universidad de Lima no supieron cómo afrontar la amenaza representada por un individuo que se encontraba al borde de una baranda en el quinto piso, anunciando su intención de lanzarse. Al analizar los videos, es patente la falta de capacidad de reacción por parte del agente de seguridad. Pocos días después, estos mismos agentes no lograron detectar ni detener a una mujer que ingresó para cometer un robo en la institución educativa. Sin embargo, es importante mencionar que la Universidad de Lima también debe ser responsabilizada directamente por estos sucesos. La política de la casa de estudios que permite a los exalumnos ingresar es completamente descabellada. No es necesario que personas que no son alumnos activos de la universidad tengan autorización para ingresar, y estos dos últimos eventos no solo demuestran que no es necesario, sino que es contraproducente para la seguridad y bienestar de los estudiantes y docentes. Al permitir el ingreso de ex-alumnos a la universidad, aumentan los riesgos de que ocurra algún delito. El riesgo está presente en todos los lugares y todo el tiempo, pero se debe de realizar un análisis de riesgo que permita disminuirlos al mínimo.
Con respecto a lo sucedido en el partido de fútbol de la selección peruana, el personal de seguridad puso de manifiesto su falta de preparación al no lograr detener a tres aficionados que ingresaron al campo de juego durante el partido sostenido entre Perú y Argentina. Lo más preocupante no fue simplemente el hecho de que estos aficionados hayan logrado ingresar, sino la incapacidad de los empleados de seguridad para neutralizar y detener su avance una vez dentro del campo, lo que resultó en una imagen sumamente vergonzosa ante el público. Esto nos lleva a preguntarnos, ¿Qué hubiese pasado si las intenciones de los aficionados fueran violentas o criminales?
Tras un análisis detenido de estos acontecimientos, resulta esencial comprender el
nivel de capacitación que recibe el personal de seguridad y los protocolos que siguen para garantizar su correcto desempeño. Lamentablemente, esta información suele mantenerse bajo confidencialidad por parte de las empresas involucradas en el rubro.
Es de suma importancia realizar un plan de seguridad junto a una serie de protocolos para los distintos riesgos basándose en un estudio criminológico, de compliance, y de seguridad civil. Algunas propuestas específicas para mejorar el trabajo de los agentes de seguridad privada son:
1). Un régimen de entrenamiento físico del personal de seguridad (Cardiovascular, muscular, y de defensa personal)
2). Capacitación del personal mediante cursos de inteligencia criminal y cursos de métodos de interpretación, comunicación, y neutralización
3). Capacitación del personal mediante cursos de detección de sospechosos.
4). Implementación de un sistema de comunicación integrada y directa entre el personal de seguridad privada y la policía
5). Implementación de detector de metales
6). Implementación de cámaras con reconocimiento facial apoyado de una central que maneje y supervise las imágenes 24/7.
Es vital exigirle a las empresas privadas que refuercen a sus efectivos y realmente brinden un servicio de calidad que esté a la altura de las necesidades de sus clientes. Más aún en el contexto en el que se encuentra el país donde la fuerza policial es insuficiente para cubrir las necesidades de seguridad pública; las agencias de seguridad privada deben de aportar a esta escasez mediante un trabajo óptimo en las instituciones privadas.