Opinión

Frankesntein

La novela del mismo nombre escrita por la inglesa Mary Shelley en 1818, narra la historia de Víctor Frankenstein, un estudiante de ciencias de la universidad de Ingolstadt, quien consigue dar vida a un ser, utilizando partes de cadáveres humanos. Este monstruo, de más de dos metros y medio de altura y aspecto repulsivo, comete una serie de crímenes, entre ellos el del hermano de su creador.

Lo que vimos la semana pasada en la marcha por la paz o marcha contra la inseguridad ciudadana fue otro Frankestein, esta vez creado por los caviares.

No creo que ninguno de nosotros esté en contra de marchar para presionar y exigir al gobierno que ponga mano dura en la lucha contra la criminalidad, más aún, cuando se da en el contexto del asesinato del cantante de la agrupación Armonía 10, Paúl Flores, a manos de sicarios. Sin embargo, cuando esta marcha se politiza y es acaparada por el Partido Morado o personajes con escaza moral como Mónica Sánchez, Tatiana Astengo entre varios más (quienes apoyaron a la corrupta Susana Villarán), deja de representar los fines para los que fue convocada.

Qué duda cabe que la presidenta Boluarte no tiene la capacidad para dirigir el gobierno en la lucha contra la delincuencia. Peor aún, está rodeada de ineptos y aduladores, en lugar de personas capacitadas para tomar las decisiones e implementar las estrategias necesarias para combatir el crimen. Pero también debemos reconocer que esta crisis se viene gestando hace años.

Debemos recordar que los caviares odian a la policía y las fuerzas armadas por ideología. Ellos están en contra de un estado firme que impongan el orden y el principio de autoridad cuando se necesita. Desde los años 2000 en adelante, se han dedicado a desmantelar los servicios de inteligencia, recortar el presupuesto de las fuerzas policiales y militares, copar los altos mandos con personas afines a su ideología y tomar los dos órganos del sistema judicial que deberían garantizar la aplicación firme de la justicia; nos referimos al Ministerio Público y al Poder Judicial.

Hoy en día que la crisis de inseguridad se ha desbordado, los caviares culpan al ministerio del interior y a la policía por el mal trabajo que se viene haciendo. Pero fueron ellos mismos los que le quitaron las herramientas legales a la policía para que pueda hacer un trabajo efectivo. Fueron ellos los que persiguieron y encarcelaron policías por abatir delincuentes en defensa propia o en una intervención policial.

Si bien es cierto que la permanencia del ex ministro Santibañez era insostenible, también tenemos que prestar atención cuando decía que la policía captura a los delincuentes para que luego el Ministerio Público los libere. Según Santibañez, la policía capturó desde que empezó el año hasta la fecha 91,097 personas, de las cuales la fiscalía liberó al 92%. Si estas cifras son ciertas, parecería que el Ministerio Público es el principal responsable que la lucha contra la delincuencia no esté funcionando. Desde esta columna pregunto: ¿la rivalidad entre el Ministerio Público y el ejecutivo tendrá algo que ver en esto? ¿Acaso el MP libera a los delincuentes para sabotear a la policía? No me sorprendería.

Hace unos días comenté en una entrevista en un medio radial que cambiar de ministro del interior no iba a resolver el problema de la inseguridad ciudadana. El cambio tiene que venir desde la cabeza y me refiero a la presidenta. Sin embargo, ya sabemos que Boluarte no es la persona indicada para liderar dicho cambio. ¿Quién más podría ser?

Considero inútil hablar de un adelanto de elecciones a estas alturas del mandato de Boluarte. Quedan unos 15 meses para que asuma el poder la persona que gane las próximas elecciones presidenciales. Sin embargo, sí podemos exigir que se forme algún tipo de “Consejo Directivo de Emergencia” para que se tomen las decisiones urgentes para combatir a la criminalidad. El país se desangra todos los días y no podemos caer en manos de los falsos moralizadores de la izquierda, quienes pretenden tomar el poder como lo hicieron con Sagasti hace unos años.

El presidente Bukele pudo combatir y neutralizar a las bandas criminales más peligrosas del continente de manera efectiva. Tan exitoso fue el sistema, que ahora los Estados Unidos está enviando a los criminales del Tren de Aragua detenidos en ese país, para que permanezcan recluidos en la cárcel del CECOT en El Salvador.

Si el país más poderoso del mundo, los Estados Unidos, está enviando a sus peores criminales a la cárcel del El Salvador, pregunto: ¿Por qué no podemos hacer nosotros lo mismo con nuestros criminales? Así se reduciría el hacinamiento en las cárceles peruanas y nos deshacemos de la escoria que infecta nuestra sociedad.

 Algunos caviares dirán que se estarían violando los derechos humanos de los delincuentes, yo les recordaría la frase del presidente Bukele: “Los derechos humanos de la gente horada, son más importantes que los derechos de los delincuentes”.

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