Opinión

Estoy peruano, pero soy peruano

Hace unos minutos un amigo me preguntó cómo estoy. Contesté desde el alma: soy peruano, estoy peruano.

Al 31.03.21, la situación sanitaria en el Perú se resume en estas nuevas cifras record desde el inicio de la pandemia: 15,682 pacientes hospitalizados; 2,328 pacientes en UCI; 55.33% de hospitalizados vs infectados activos; 8.21% de pacientes UCI vs infectados activos. Estos números revelan la ahora irreversible penetración de la cepa brasileña (lo cual advertí al actual ministro de salud sucedería de no adoptar un sistema de rastreo de contactos en cuanto se confirmó el primer caso de esta cepa en Lima). La cepa de Manaos o brasileña tiene una tasa de contagio mayor, ataca a un grupo etario más amplio (hay centenares de chicos de en sus 30 en UCI) y es mucho más letal. Quizás, quienes somos población de riesgo y no nos hemos vacunado, debamos empezar a despedirnos los unos de los otros.

Al 31.03.21, el mundo tiene 82 candidatas a vacuna en pruebas clínicas y 77 en fase pre-clínica (vienen siendo probadas con animales). Es decir, hay 159 equipos de científicos trabajando en desarrollar una vacuna (ver  https://www.nytimes.com/interactive/2020/science/coronavirus-vaccine-tracker.html). Existen 23 vacunas en Fase 3, 6 vacunas autorizadas, 7 aprobadas y 4 abandonadas. Quienes nos gobiernan son incapaces de comprar vacunas o, lo que es aún peor, comprar plantas de oxígeno o ventiladores mecánicos. El gobierno morado no es tampoco capaz de enfrentar la verdad y desenmascarar a quienes han traicionado a un país entero con un oscuro contrato con una empresa china. Hablan de transparencia y ni siquiera nos muestran el contrato con Sinopharm o, al menos, la lista de los vacunados subrepticiamente. Son presas del miedo a la vergüenza o la cárcel. Sin embargo, aunque optaran por no decirnos la verdad -que más temprano que tarde saldrá a flote- podrían al menos hacer hoy lo que el suscrito, como algunos otros, sugirió hace más de un año cuando aún no había vacuna alguna disponible: contactar algunos de los 23 laboratorios que ya están en Fase 3 y poner órdenes de compra para cuando 3-4 de esas 23 candidatas completen el proceso (recuérdese que a Sinopharm se le compraron las vacunas aún sin haber completado la Fase 3 en un número relevante de poblaciones).

Por supuesto que hay que seguir las negociaciones con Pfizer y Sputnik y, claro está, permitir la importación por privados para distribución gratuita y, eventualmente, pagada pues, la vacuna Pfizer cuesta menos de 80 soles (dos dosis) y el balón de oxígeno ha llegado a costar 3.000 soles. (¿Es que alguien en el gobierno es socio de alguna o todas las compañías que producen oxígeno?). El homicida juego de dosificar la vacunación para evitar que una mañana nos quedemos sin vacunas, no puede continuar. El oligopolio mediático es cómplice de esta temeraria y cobarde decisión, una de las pocas decisiones que el gobierno ha tomado: matar peruanos para no poner en evidencia su incapacidad.

Estoy peruano porque siento que no nos merecemos esta situación. Que, una vez más, nuestro sueño de un Perú firme y feliz por la unión se trunca. Sin embargo, soy peruano y por eso tengo la certeza que también saldremos de este oscuro y doloroso momento de nuestra historia. Lo hemos hecho muchas veces antes durante más de 5.000 años, desde Caral hasta este día, aunque no siempre nos hayamos llamado peruanos a nosotros mismos.

Perdóname Fernando: mi respuesta debió ser “estoy peruano pero, felizmente, soy peruano”.