La semana pasada, el Congreso aprobó por mayoría en primera votación, el proyecto de ley 6951, mal llamado “Ley de Amnistía”, mediante el cual se busca precisar la aplicación de los alcances, respecto a los delitos de lesa humanidad y crímenes de guerra.
Según sus detractores, la norma ha sido concebida como una nueva “ley de amnistía”, que plantea eximir de responsabilidad a policías y militares, procesados por delitos de violación de los derechos humanos, cuyos procesos han sido concebidos por la Fiscalía, como crímenes de lesa humanidad. En mi opinión, estas declaraciones alarmistas de los pseudo-defensores de los derechos humanos a los que ya estamos acostumbrados, carecen de sustento técnico y solamente se basan en su agenda ideológica en contra de las fuerzas armadas que derrotaron al terrorismo.
El proyecto de ley precisa, la aplicación y los alcances que tiene el delito de lesa humanidad y crímenes de guerra en la legislación peruana, considerando que entró en vigor en el Perú el 1 de Julio del año 2002, según el artículo 128 del Estatuto de Roma de la Corte Penal Internacional.
Se precisa que no se puede aplicar el Estatuto de Roma, a los delitos de lesa humanidad, que hayan sido cometidos en nuestro país antes de esa fecha; en vista que nuestro código penal dispone que todos los delitos prescriben a los 20 años de haber sido cometidos. Además, se estaría vulnerando el principio de irretroactividad de la ley penal consagrado en la Constitución. Dicho de otro modo, nadie puede ser juzgado o procesado por un delito, si al momento de cometerlo no estaba tipificado en el Código Penal, como es el caso de los delitos de “lesa humanidad” y “crímenes de guerra”, antes del 1 de julio del año 2002.
Esta norma aplicaría en todos los casos en donde la fiscalía haya utilizado la figura de lesa humanidad para evitar la prescripción de los delitos. Es precisamente en esta interpretación del Ministerio Público donde se inicia el abuso de la ley y la persecución en contra de los miembros de las fuerzas armadas.
Según la fiscalía, casi cualquier delito cometido por miembros de las fuerzas armadas en la lucha contra el terrorismo, es un crimen de lesa humidad. Con este argumento, pueden perseguir a los autores de por vida, en vista que estos crímenes no prescriben según el Estatuto de Roma.
Recordemos que nuestro país sufrió la insania terrorista de Sendero Luminoso y del MRTA durante los ochenta y noventa. Fue solamente por la valentía de nuestras fuerzas armadas que pudimos derrotar a las hordas asesinas que tenían asediado el país.
La narrativa que han querido construir los comunistas y caviares a lo largo de los últimos 20 años, es que en el Perú vivimos un conflicto armado interno o una guerra de baja intensidad, en donde se enfrentaron dos bandos: los terroristas y las fuerzas armadas, y que las últimas respondían a una política de estado de aniquilamiento y violaciones sistemáticas de los derechos humanos de la población civil. Lo cual, es totalmente falso.
En los casos donde se cometieron abusos por parte de las fuerzas armadas que fueron aislados y puntuales, se juzgó y sentenció a la mayoría de los involucrados. Pero no se puede decir que existió una política de estado en contra de la población civil, que buscada aniquilar poblaciones andinas o quechua hablantes. Esta es una falsa narrativa de los comunistas que nunca les perdonaron a las fuerzas armadas el haber capturado a la mayoría de asesinos y derrotado al terrorismo.
Desde esta columna pregunto: ¿acaso el Ministerio Público y los pseudo-defensores de los derechos humanos, persiguen con la misma tenacidad a todos aquellos terroristas que lograron escapar del país y que hoy en día viven cómodamente en Bolivia, Argentina o en Europa?, ¿A ellos también los persiguen argumentando la imprescriptibilidad de sus delitos, que si fueron de lesa humanidad?
Hay un dicho que dice que aquel pueblo que no recuerda su historia está condenado a repetirla, lo cual es muy cierto. Tenemos la obligación de enseñar en los colegios y universidades sobre el terrorismo asesino de Sendero Luminoso y el MRTA, para que las nuevas generaciones sepan la verdad y no se dejen engañar por aquellos que pregonan su ideología.
Pero también tenemos la obligación de recordar y honrar a los valerosos héroes de nuestras fuerzas armadas que dieron sus vidas para defendernos de los delincuentes terroristas.
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