Opinión

COVID-19: Gambia muestra al mundo acciones que pueden marcar la diferencia

A su llegada al aeropuerto internacional de Banjul, Gambia, a cada pasajero se le mide la temperatura mediante una pistola-termómetro infrarrojo (disponibles en Amazon). Los pasajeros deben desinfectarse las manos con un gel disponible en cada mostrador de inmigración y se les recomienda que repitan el proceso regularmente durante su estadía. Los oficiales de inmigración están trabajando codo a codo con los funcionarios de salud para detectar la posible presencia coronavirus mortal, recientemente renombrado COVID-19, entre los pasajeros que ingresan a Gambia.

Datos tales como el reporte de información avanzada de pasajeros (API), el uso de nuevas herramientas analíticas combinadas con inteligencia artificial y la revisión de patrones de vuelo, pueden respaldar el arduo trabajo de los funcionarios de inmigración y salud para identificar de manera efectiva a las personas que representan el mayor riesgo. Rastrear al viajero y comprender quién va y viene es clave para proteger a la población.

Examinar a los pasajeros según los patrones de viaje puede parecer un paso lógico, pero si lo es, ¿por qué más países no están adoptando estas mismas simples medidas para frenar colectivamente una epidemia global? Un reciente viaje a Banjul, partiendo de Lima y pasando por Madrid y Casablanca, me demostró lo contrario. Los trabajadores del aeropuerto de Barajas (Madrid), entrada a la UE, llevan puestas máscaras, pero ni siquiera preguntan a los viajeros sobre sus viajes anteriores ni mucho menos les controlan la temperatura. En Casablanca, Marruecos, tampoco existe control ni esfuerzo alguno.

La tasa de personas infectadas en todo el mundo ha alcanzado números asombrosos; el tablero de control del Centro de la Universidad de Johns Hopkins ha desarrollado un mapa de datos geo-referenciados y, casi en tiempo real, indica que a la fecha más de 64.000 personas han sido infectadas y que más de 1.300 han muerto. Los ominosos círculos rojos indican la ubicación de las personas infectadas, y hasta ahora, todo el continente africano se ha salvado. La pregunta es: ¿por cuánto tiempo más?

En un mundo donde los viajes aéreos nunca han sido tantos y la interconexión juega un papel crucial en la economía global, lo que sucede es que todos somos uno. Las decisiones políticas ya no son locales. EE. UU. y Europa cancelaron recientemente vuelos directos a China continental, al igual que las aerolíneas africanas Kenya Airways y RwandAir, pero ¿hasta qué punto si Ethiopian Airlines, con uno de los hubs más grandes de África, insiste en mantener su conectividad aérea con China?

Recientemente, Europa se vio seriamente afectada por el llamado “super-esparcidor» británico que viajó a Singapur por negocios y luego continuó un viaje personal a Francia antes de regresar a su hogar en el Reino Unido. Se cree que propagó el virus a otros 11 contactos de Francia, el Reino Unido y España durante su periplo.

Gambia es uno de los países más pequeños del mundo con apenas 2,2 millones de personas, pero es el cuarto país más densamente poblado de África. El PBI del Perú es 132 y el de España es 858 veces el de Gambia ¿Cómo es que Gambia, con recursos tan limitados, es mucho más proactivo que la UE o los países de América Latina para prevenir un brote de COVID-19? Los funcionarios de inmigración de Gambia han estado trabajando de la mano con su proveedor de servicios, Securiport, para implementar un sistema de control de epidemias. Securiport desarrolló una solución patentada en respuesta a la crisis del ébola 2014-2016 en Sierra Leona. Esto podría ser parte de la explicación.

La trágica propagación del ébola trajo la necesidad y la urgencia de comprender los patrones de viaje de las personas e instar a las personas a tomar precauciones. Los oficiales de inmigración  de Africa Occidental aprendieron de la manera más dura cómo hacer las preguntas correctas, determinar quién es una persona de alto riesgo (¿respondieron sinceramente a las preguntas?) y a usar los datos recopilados para comprender qué conexiones se podrían hacer.

Todavía no se ha informado de ningún caso en África-sahariana y esperemos que ninguno lo sea. Sin embargo, los 1.300 millones de habitantes del continente africano tienen fuertes lazos con China como uno de sus principales socios comerciales. Pronto sabremos cuán efectivas son las medidas simples y fáciles de implementar en medio de amenazas de salud cada vez más recurrentes en el planeta.