La opinión general sobre la reciente tragedia en los Olivos donde bailadores y policías, 13 en total, fallecieron, es por un lado que los celebrantes era unos irresponsables y por otro lado que los policías fueron abusivos. Sin animo de querer entrar en un debate sobre estos dos puntos, lo que ha ocurrido y seguirá ocurriendo, es que las políticas urbanas y de vivienda del país son también responsables de este infortunio.
Atomización del espacio
Cada vez más los espacios para vivienda de uso familiar se están reduciendo. Hace 30 años el tamaño mínimo de un lote era de al menos de 150m2, y las áreas mínimas de los departamentos familiares era de 120m2. En la actualidad eso ha cambiado para beneficio de unos pocos y las familias sufren ahora las consecuencias.
La legislación de habilitaciones urbanas tipo 4, que son principalmente los casos de ciudades intermedias o de algunas periferias de Lima, establece en la actualidad como lote mínimo normativo para uso como vivienda, un terreno con 6 m de frente y de 70m2, y en algunas zonas de densidad media, el lote mínimo puede ser de 90m2. En Edificios, donde vive ahora una inmensa cantidad de población en zonas urbanas consolidadas, como en Lima, la Norma Peruana A.20, permite construir viviendas con un área techada de 40m2, sin capacidad de ampliación, e inclusive de 25m2 con servicios mínimos, y en donde las escaleras podrían tener un mínimo de hasta 0,80m. ¡Es decir 80 centímetros! En otras palabras, en la actualidad ser gordo y con ingresos bajos son razones de descarte para adquirir una vivienda, porque ¡ni si quiera se podrá subir por las escaleras!
Estas normas no han sido elaboradas para la población, por el contrario, estas normas son claramente diseñadas para los urbanizadores y constructores, quienes se benefician de sacarle el máximo provecho al terreno, obteniendo las mayores ganancias posibles, sin considerar el impacto en la salud, el ambiente y la calidad de vida de las familias.
Menos áreas verdes
En las habilitaciones urbanas de tipo 3, según la norma vigente TH.10, como mínimo el 1% del terreno a urbanizar será destinado a parques zonales, y del 8% del terreno como mínimo a usos recreativos, pudiendo ser este uso recreativo para canchitas de futbol construidas en concreto o como generalmente quedan, como botaderos de basura. En otras palabras, lo que esto significa es que por cada manzana de 100m por 100m (una hectárea o 10 mil metros cuadrados), solamente un espacio de 10m por 10m seria destinado para parque zonal, sin importar cuanta gente viva en esa hectárea.
El problema es grave, porque en lugar de asignar metros cuadrados de área verde por habitante, se asignan metros cuadrados de área verde por terreno urbanizado. Por ello, una vez ocupadas las habilitaciones urbanas, o los edificios de departamentos, las áreas verdes son insuficientes para la población.
La vista gorda
Hay una clara evidencia entre la saturación de una vivienda y la aparición de enfermedades, tal y como lo explica la Organización Mundial de la Salud en sus
Lineamientos de vivienda y salud (https://www.who.int/publications/i/item/who-housing-and-health-guidelines) y adicionalmente existe evidencia que áreas urbanas con mayor densidad han tenido un impacto mas fuerte del mortal Corona virus. Otros estudios de la OMS establecen vínculos directos entre la ausencia de áreas verdes y la aparición de la diabetes, alergias, infecciones de animales (zoonosis), asma, asi como una mayor exposición a la radiación, lo que se acrecienta con el cambio climático (https://www.euro.who.int/__data/assets/pdf_file/0005/321971/Urban-green-spaces-and-health-review-evidence.pdf?ua=1).
Se ha atribuido a la OMS, y luego han coincidido centenas de investigadores en todo el mundo, que el mínimo de 9m2 por habitante es aceptable, siendo ideal 50m2 de espacio urbano verde por habitante (Russo y Cirella, 2018, en Modern Compact Cities: How Much Greenery Do We Need?). Las autoridades peruanas, incluyendo al Congreso de la Republica, hasta la fecha no se dan por enteradas. ¿Son el Ministerio de Vivienda, así como la Municipalidad, solidariamente responsables penales por permitir la aparición de enfermedades en miles de personas en el país?, ¿A qué hijo de puta se le ocurre poner normas que hacen tanto daño a la gente?
Impacto de estas políticas
No voy a olvidar los quinceañeros de mi generación, en los cuales la quinceañera bajaba por las escaleras desde el segundo piso para presentarse ante los invitados. Tampoco voy a olvidar que los amigos del barrio se juntaban todos en el parque o en la casa de alguno de los amigos para jugar juntos, hacer las tareas, o conversar con la familia. Hoy, estos comportamientos que fortalecían la cohesión social y establecían vínculos de confianza interpersonales, han sido abolidos con las normas de urbanización y vivienda del país. Además, y sin contar el COVID19, en Perú las enfermedades respiratorias han aumentado, el nivel de stress esta en su punto más alto, y las familias urbanas vulnerables se empobrecen cada vez más. El concepto de barrio ha desaparecido, y la indiferencia, que contribuye a la inseguridad, es mas común.
Lo que qué se está creando con esta política son viviendas donde no se vive. Se están creando más y nuevos distritos dormitorio, en donde las familias prefieren pasarla fuera porque obviamente en “casa” no hay espacio y ya no se puede estar. Los centros comerciales se llenan los domingos de gente que no compra, y los food-courts de comida chatarra han reemplazado los almuerzos familiares de gran parte de la población de ingresos bajos y medios de Lima.
Los 13 muertos
Es así como llegamos a la historia de los 13 muertos de la discoteca. Al no tener espacios de encuentro en las casas y al no tener espacios públicos de coincidencia, la gente no tiene otra opción que irse a establecimientos privados, formales o informales, que puedan suplir lo que no pueden encontrar en su casa o en su barrio. Si un grupo de jóvenes se quiere reunir a celebrar algo, no pueden juntarse en un nuevo departamento de vivienda de 25m2 con escalera de 80 centímetros porque simplemente no entran, y si alguno es gordo, pues peor aún, rodará escaleras abajo o que se quedará atrapado en la estrechez del edificio. Los quinceañeros, para muchos una frivolidad colonial impuesto por las clases medias conservadoras, tendrán que buscar un local donde festejar porque ya no se podrán hacer en una “casa” o “departamento” “moderno”, o simplemente dejarán de celebrarse. Como probablemente se tendrá que dejar de celebrar todo lo que aglomere a más de tres personas. Está demostrado que las altas densidades hacen mas pobres a las familias vulnerables de países en desarrollo como el Perú, y adicionalmente a ello las familias se pondrán mas tristes porque ya no podrán celebrar nada.
Quisiera que las ciudades sean los centros donde florece la economía, el deporte, la sana diversión, la familia y la amistad, pero en el Perú parece que las ciudades se robaron la alegría.