Mezcla de realidad con misticismo.
Jesús de Nazareth dividió la historia en dos, literalmente. La línea cronológica en buena parte del mundo se mide antes y después de Cristo. Y sin embargo, sobre su vida hay mucho de misterio aún, más allá de lo que digan los Evangelios y lo que veamos en las películas y series de Semana Santa.
Entre los historiadores hay una premisa: uno fue Jesús, otro fue Cristo. Jesús es el personaje real, el ser humano, el hijo de María y José crucificado bajo la ley romana. Cristo es el ungido, el llamado Hijo de Dios, hacedor de milagros y resucitado al tercer día.
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A lo largo del tiempo, prácticamente desde que el cristianismo se forjó como religión, las reliquias de Jesús se convirtieron en una obsesión para los poderosos. Tener algo cercano al Maestro significaría contar con un poder sin límites, no de rayos y vientos, ni de elementos milagrosos, sino del dominio sobre los fieles del personaje. La fe.
El Santo Grial
Es la copa usada por Jesús en la Última Cena, cuya conmemoración durante la Semana Santa corresponde al Jueves Santo. Posiblemente sea la reliquia más buscada de todas, siendo parte importante de las historias del Rey Arturo y otros personajes de la Europa medieval.
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Según un relato del siglo XII, Jesús resucitado se aparece a José de Arimatea para entregarle el Grial y ordenarle que lo lleve a Britania. Con la copa no solo se realizó la Última Cena, sino también que se recogieron la sangre y el agua emanadas de la herida abierta por la lanza de Longinos.
En la actualidad existen copas que han sido vinculadas con la tradición del Santo Grial, como una en Valencia (España), otra en Génova (Italia), O Cebreiro (España), Ardagh (Irlanda) y Nanteos (Gales), entre otras localidades.
La corona de espinas de Jesús
Mencionada en los Evangelios de San Juan, San Marcos y San Mateo, los soldados romanos colocaron la corona de espinas sobre la cabeza de Jesús. Su objetivo no solo era atormentarle más, sino burlarse de su condición de “Rey de los Judíos”.
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Desde el siglo V algunos referentes de la iglesia, como Paulino de Nola, tocaron el tema de la corona de espinas. La habrían llevado de Jerusalén a Constantinopla, y luego a Francia.
Con el paso del tiempo, varias iglesias europeas reclamaron tener la verdadera corona de espinas: hay dos en El Vaticano, una en París, otras en Madrid, Barcelona y Valladolid, entre tantas.
La lanza de Longinos
En el Evangelio de San Juan podemos encontrar la referencia a la lanza que traspasó a Jesús durante su crucifixión. “Uno de los soldados le atravesó el costado con una lanza y al instante salió sangre y agua”, dice Juan en el capítulo 19, versículos 33-34.
El evangelio apócrifo de Nicodemo, de fecha cercana al siglo IV, cuenta que el soldado se llamaba Longinos, además de mencionar que los ladrones crucificados junto con Jesús tenían por nombres Gestas y Dimas.
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En las guerras del medioevo se habría perdido, pero con la expansión de la religión muchas iglesias dijeron tener la real, que persisten hasta la actualidad. Hay una en la Basílica de San Pedro (Roma); otra en Echmiadzin (Armenia); una en Viena (Austria); y dos más en Cracovia (Polonia) y Hungría.
La Cruz verdadera (Vera Cruz de Jesús)
La tradición, plasmada en los cuadros, muestra que Jesús cargó con una cruz unificada, con sus dos maderas juntas. Pero en la realidad, el reo cargaba con la madera horizontal y era colgado con ella en la vertical, alzado por cuerdas.
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No obstante, se dice que los pedazos de madera se rompieron, diseminándolos sus seguidores por todo el mundo. Así, no existe una cruz verdadera, sino varios trozos, distribuidos en varias iglesias y monasterios.
Los restos de Jesús
Los Evangelios indican que Jesús resucitó y ascendió a los cielos tras mostrarse a sus discípulos. Pero es más una cuestión de fe que realidad. ¿Qué ocurrió con los restos de Jesús?
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Otra dice que los restos del Maestro se los llevaron ladrones de tumbas: existen edictos imperiales contra esta situación en general. Y una más que el cuerpo lo robaron los líderes religiosos de la época, para evitar la veneración por parte de sus fieles.
En la actualidad nadie habla sobre tener restos de Jesús, pero sí de elementos usados como mortaja, como la Sábana Santa de Turín, en la que se refleja el supuesto rostro del crucificado. Sin embargo, la ciencia confirmó que esta sábana era una creación medieval.
Es otro de los elementos que se mantendrá en el misterio: ¿dónde están los restos de Jesús?