Ante las afirmaciones de que la cuarentena total para un país tan complejo como Perú fracasó o no era necesaria, el médico epidemiólogo Mateo Prochazka consideró que sin ella nuestra capacidad de respuesta y atención sanitaria se habría agotado en apenas una o dos semanas, es decir a fines de marzo.
“Sin las medidas de control establecidas hubiéramos tenido un rápido aumento en la cantidad de casos, lo cual habría llevado a un colapso inmediato de todo el sistema de salud”, comentó desde Londres a la Agencia Andina.
El 15 de marzo el Gobierno declaró el estado de emergencia nacional, el cual estipulaba el aislamiento social obligatorio de la población, el cierre de las fronteras y la suspensión de actividades laborales del sector público, además de otras medidas orientadas a brindar sostenimiento económico a la población.
Mateo Prochazka pidió recordar el número de camas para unidad de cuidados intensivos (UCI) que teníamos cuando empezó la pandemia, así como la capacidad diaria para realizar pruebas moleculares.
“Miro los datos ahora y lo que teníamos al comenzar la cuarentena, el 16 de marzo: eran solo cinco casos en UCI y entre 276 y 286 camas (hospitalarias) anunciadas como disponibles, y realizábamos alrededor de 500 o 600 pruebas diagnósticas diarias. Si hubiéramos tenido un crecimiento sin control, caótico, en cuestión de una o dos semanas nuestra capacidad de detección y de manejo de casos hubiese sido agotada”.
Eso significa que para fines de marzo habría existido la urgencia de contar con recursos humanos y de laboratorio que el país tuvo recién un mes y medio después.
“Deberíamos haber podido realizar 20,000 pruebas diarias, cuando estábamos haciendo solo 500; hubiésemos tenido entre el 80 % y 90 % de nuestra capacidad de salud ocupada… Ahora tenemos más de 700 camas para UCI. Imagínate que hace solo un mes y medio no existían esas camas”.
Miles de vidas conservadasAnte proyecciones de que Perú habría perdido más de 83,000 personas en cinco meses de no ordenarse la cuarentena, el epidemiólogo señaló que de no haberla implementado “la cifra de fallecidos hubiera sido muy alta”.
“Esto no solamente lo sabíamos por los datos de Perú, sino también por el informe del Imperial College, que había calculado números altos no únicamente para Perú, sino también para Reino Unido si es que no se adoptaban medidas de control estrictas o absolutas, como la cuarentena. Se hablaba de cientos de miles de muertos en varios países y en Perú no tendríamos por qué pensar que sería distinto”.
Destacó que lo que se ha ganado es tiempo para impedir el colapso del sistema de salud nacional.
“De no establecerse la cuarentena nuestra capacidad de detección y manejo de casos hubiese sido agotada en cuestión de dos semanas, en lugar de estar construyéndose constantemente como ha ocurrido el último mes. Es como una carrera de construir un puente al andar”.
Sin embargo reconoció que la efectividad de dicha medida no fue absoluta.
“Lo que uno ve con los datos de Perú es que la curva tiene un crecimiento rápido, pero aproximadamente el 20 de marzo este crecimiento cambia y se vuelve más lento; pero el efecto no es absoluto, solo moderado”.
Consideró que si bien se lograron disminuir las interacciones de las personas -y por tanto la transmisión del virus-, no fue suficiente “para que el virus muera”.
La pobreza, el gran reto
“Cuando hablamos de aplanar la curva de manera absoluta hablamos de llevar la tasa de contagios a menos de 1; es decir, que la infección se transmita como máximo a una persona, pero los peruanos no hemos logrado bajarla a ese nivel. Por tanto, la curva no se va a aplanar”, afirmó el experto peruano.
“La transmisión ha sido ralentizada. Hemos ganado tiempo para responder mejor, pero no hemos logrado disminuir la transmisión a cero. Esa es la conclusión después de observar las medidas de control por 50 días, por tanto ahora el enfoque tiene que cambiar”.
Entre las razones de estos resultados mencionó que Perú “heredó una serie de medidas de control de países desarrollados, sobre todo europeos, que nos llevaban unas dos semanas a un mes de ventaja en la transmisión”, pero que no contemplaron “las características socioeconómicas complejas que tiene el país”.
“Por ejemplo, las medidas de cuarentena han vuelto a las personas más pobres. Han ampliado la brecha de desigualdad. Había datos que indicaban que el 73 % de peruanos tenía empleos informales o dependía de ingresos que recibían de manera frecuente. No tenían un sostén que les permitiera quedarse en casa dos a tres semanas”.
Manifestó que si bien “el Gobierno sí ha intentado hacer medidas de corte social, transferencia de bonos, liberación de AFP, distintas cosas que se han discutido”, estas no han sido perfectas y no pudieron evitar que las personas en situación de pobreza salieran de sus casas.
“Para algunas personas salir de casa en estado de cuarentena ha sido un acto de supervivencia. Y eso es paradójico, porque la idea de la cuarentena es que proteja nuestras vidas; pero cuando nuestras vidas no están lo suficientemente protegidas, debido a la pobreza y la vulnerabilidad social, hay que romper esas medidas para seguir sobreviviendo. Y eso es lo que se ha apreciado en el Mercado Mayorista y en algunas regiones también”.
Reconoció que si bien existen personas que por falta de educación no han entendido la magnitud de la pandemia y desobedecen las normas, no son la mayoría. Consideró esencial incorporar nuevas voces al análisis de lo que ocurre en el país y cómo enfrentar la pandemia de aquí en adelante, sobre todo de “aquellas personas que no están buscando morir, sino que están buscando sobrevivir. Tal vez lo que hace falta es un poco más de esa mirada”.
Ante el próximo fin de la cuarentena total, el domingo 10 de mayo, señaló que existe siempre la posibilidad de volver a una medida tan drástica como esta, dependiendo de la evolución del nuevo coronavirus en el país. Sugirió aplicar cuarentenas intermitentes o regionales e ir midiendo su impacto.