La búsqueda de vida en otros planetas podría tomar un giro de 180 grados. Una reciente investigación científica sugiere que los elementos químicos que permiten entornos similares a los de la Tierra, podrían estarse escondiendo en gases poco conocidos. Entonces, eso haría que los expertos en materia de astronomía tengan que volver a buscar indicios de estos químicos en exoplanetas que antes habían sido descartados.
Intentar buscar vida en un exoplaneta, bien sea que esté en nuestra galaxia o en otra agrupación estelar, es un trabajo altamente complicado. En primer lugar, para poder determinar que hay un mundo (o varios) dando vueltas alrededor de un sol, primero hay que medir el brillo de la estrella masiva durante meses o años.
Después, basados en como cambie ese brillo y los períodos en los que lo haga, los científicos pueden determinar cuántos exoplanetas hay. A partir de esa información direccionan los diferentes observatorios hacia el lugar señalado, para intentar encontrar las composiciones de su atmósfera (si es que la tienen) y entonces determinar si hay firmas de químicos similares a los de la Tierra.
Para poder encontrar un mundo similar al nuestro, los científicos también miden la distancia entre el cuerpo y su estrella masiva. Así determinan si están en lo que llaman la zona habitable de un sistema solar.

Un nuevo elemento para investigar
Todos esos elementos siguen siendo importantes para la búsqueda de vida en otro planeta. Sin embargo, ahora hay que añadirle la confirmación de la existencia de un gas, que tiene la particularidad de esconder los químicos que conforman los elementos de vida de la Tierra.
Se trata de unos gases llamados haluros de metilo. De acuerdo con una explicación del Diario Estrategia, estas formas se componen de un grupo de metilo, que contiene un átomo de carbono y tres de hidrógeno. Estos mismos están unidos a un átomo de halógeno como el cloro o el bromo. Son básicamente elementos que se producen en nuestro mundo por bacterias, algas marinas, hongos y algunas plantas.
No es nada fácil. Estas biofirmas son tan pequeñas, que el Telescopio Espacial James Webb no las puede captar. Entonces, los expertos tendrían que apuntar a exoplanetas grandes, que estén orbitando alrededor de estrellas rojas, calificados dentro de los Hyceanos, destacados por contar con atmósferas densas y supuestos océanos muy profundos.
“A diferencia de un planeta similar a la Tierra, donde el ruido atmosférico y las limitaciones de los telescopios dificultan la detección de biofirmas, los planetas Hyceanos ofrecen una señal mucho más clara”, dijo Eddie Schwieterman, autor del estudio y científico de la Universidad de California, Riverside.