Un estudio reciente reveló que incluir nueces en la dieta diaria no solo mejora la calidad del sueño, sino que también estimula la producción de melatonina, la hormona que regula el ciclo de descanso.
La investigación, publicada en la revista Food & Function, evaluó durante ocho semanas a 76 jóvenes de entre 20 y 35 años. Cada participante consumió 40 gramos de nueces en la cena, siguiendo además una dieta mediterránea y respetando recomendaciones básicas de higiene del sueño, como evitar la cafeína, el alcohol y el uso de pantallas antes de dormir.
Cómo se midió el efecto
Los científicos utilizaron relojes de pulsera especiales que registraban fases del sueño, nivel de actividad y temperatura corporal. También midieron en orina los niveles de 6-sulfatoximelatonina (6-SMT), indicador clave de la producción de melatonina.
Los resultados
Los datos mostraron mejoras notables: los voluntarios tardaron menos en conciliar el sueño, su eficiencia al dormir aumentó un 0,7 % y la somnolencia diurna disminuyó. Todo ello estuvo vinculado a un incremento en la producción de melatonina tras el consumo diario de nueces.
Los autores del estudio subrayaron que este hallazgo abre nuevas posibilidades para investigar cómo este fruto seco podría beneficiar a distintos grupos de población con problemas de sueño.
