Compartimos la torcida historia del Grandpa Bredo y cómo su nieto terminó creando una cámara de criogenia para mantener vivo a su abuelo.
Hoy les compartimos la historia de la curiosa vida y más retorcida aún muerte de Bredo Morstøl, un sujeto como cualquier otro que luego terminó convirtiéndose en figura de culto para su pueblo pequeño en Estados Unidos, debido a que básicamente, se convirtió en una atracción global, luego de que su nieto lo congelara en una cámara de criogenia 100% casera. Esta las historia del abuelo Bredo, mejor conocido en internet como Grandpa Bredo.
Hace poco los colegas de Popular Mechanics publicaron un kilométrico artículo donde nos relataron todos los detalles en torno a este extraño caso, desde sus orígenes hasta lo que ha detonado en fechas recientes dentro de la comunidad, que parece haber quedado marcada para siempre sobre lo que le sucedido a este hombre mayor.
Incluso su historia acaba de hacer eco en América Latina, luego de que algunos otros medios de habla hispana retomaran esa historia algunos días después. De modo que es la ocasión perfecta para resumir un poco todo el embrollo.
El abuelo Bredo: de hombre ejemplar a experimento fallido de criogenia casera
La vida del buen Bredo transcurrió con la tranquilidad propia de un hombre nacido en el año 1900. En su momento fue Director de parques y recreación en un condado cercano a Oslo, Noruega, durante más de tres décadas, dedicó su tiempo libre a la pintura, el esquí y la pesca. Su existencia, marcada por 89 años y problemas cardiovasculares, culminó con una muerte tranquila mientras dormía.
Sin embargo, su historia no terminó ahí. Ya que a partir de ese momento, la vida del abuelo Bredo tomó un giro insólito, digno de una película de ciencia ficción o un episodio medio malo de Los Simpson. Tras la muerte de su abuelo en 1989, Trygve Bauge, su nieto, tomó una decisión radical.
Trasladó el cuerpo de Bredo a una instalación criogénica en California. Allí, el abuelo Bredo pasó cuatro años sumergido en nitrógeno líquido. Sin embargo, los planes de Bauge iban más allá. Su objetivo era construir su propia instalación criogénica casera.
Para 1993, trasladó a su abuelo a Nederland, Colorado, donde lo empaquetó en una caja con hielo seco y lo guardó en un cobertizo de Tuff, un tipo de roca conocida también como Toba volcánica.
Durante dos décadas, el cuerpo del abuelo Bredo permaneció en este peculiar estado de criopreservación casera. Cada dos semanas, Delta Tech, una empresa local, se encargaba de reponer el hielo seco, a un costo de USD $1.000 mensuales.
Sin embargo el proyecto de Bauge terminó siendo un fracaso. Los cambios de temperatura y la falta de nitrógeno líquido afectaron considerablemente el estado del cuerpo. De modo que con todo, el cuerpo sí estaba congelado, pero el abuelo Bredo igual se encontraba en un avanzado estado de descomposición.
Un giro inesperado: Bredo encontró un nuevo hogar
La historia del abuelo Bredo tomó un nuevo rumbo en 1994 cuando Bauge fue deportado de Estados Unidos. Las autoridades en ese momento ordenaron la retirada del cuerpo y aprobaron una ley que prohibía la criónica casera, marcando un antecedente histórico a nivel global incluso.
Tras una batalla legal y la intervención de la comunidad local, se llegó a un acuerdo: el abuelo Bredo podía permanecer en el cobertizo donde “vivió” todos esos años congelado, ya que su presencia era anterior a la ley.
En 2002, buscando impulsar el turismo, la propia comunidad de Nederland creó el festival Frozen Dead Guy Days, una celebración en honor al abuelo Bredo que incluía carreras de ataúdes, bailes y recorridos por el cobertizo.
Luego, según reportan CBS, el Hotel Stanley en Estes Park, Colorado, vio una oportunidad en esta peculiar historia. Inspirado por la novela de Stephen King, El Resplandor, y su conexión con un hombre muerto congelado, adquirió el festival y trasladó al abuelo Bredo a sus instalaciones.
Hoy en día el cuerpo vive en un hotel.
* Tomado de FayerWayer