La televisión por cable, que durante décadas fue el epicentro del entretenimiento en los hogares, parece estar llegando a su fin. Con un declive cada vez más acelerado, impulsado por el auge del streaming y el fenómeno del «cord-cutting», 2024 podría marcar un antes y un después en la forma en que consumimos contenido audiovisual.
El streaming: el verdugo del cable
Plataformas como Netflix, YouTube, Disney+ y HBO Max han transformado el panorama mediático, ofreciendo contenido bajo demanda, sin interrupciones y accesible desde cualquier dispositivo. Esto ha generado un éxodo masivo de suscriptores de televisión por cable hacia servicios de streaming, conocidos por su flexibilidad y precios más competitivos.
Los números son contundentes: gigantes como Paramount y Warner Bros Discovery han perdido más de $15 mil millones en el valor de sus canales tradicionales en los últimos años. Comcast, por su parte, está reestructurando sus cadenas y explorando nuevas divisiones en un intento de adaptarse a esta nueva realidad.
El fenómeno del «cord-cutting»
La cancelación de servicios de cable, o «cord-cutting», se ha convertido en una tendencia global. Cada vez más personas optan por abandonar el modelo tradicional en favor de alternativas más modernas. Según expertos, el ritmo de desconexión está aumentando, y se espera que 2024 sea un punto de inflexión definitivo para el modelo tradicional del cable.
¿Qué queda del cable?
A pesar de su declive, la televisión por cable aún conserva un nicho en transmisiones en vivo, como eventos deportivos y noticias, que continúan siendo un atractivo difícil de reemplazar completamente en el entorno digital. Sin embargo, incluso este sector está siendo atacado por opciones de streaming en tiempo real.
¿Qué nos depara el futuro?
Todo apunta a que el cable tradicional se verá obligado a transformarse o desaparecer. Las compañías que lo sustentan deberán innovar, adoptando modelos híbridos que combinen la televisión en vivo con el acceso a plataformas digitales, o enfrentarán su extinción.
2024 podría ser recordado como el año en que la televisión por cable dio su último suspiro, marcando el inicio de una era dominada completamente por el streaming. En este nuevo ecosistema, la clave será adaptarse a las necesidades de un público que busca inmediatez, personalización y libertad de elección.