MisceláneaVida y salud

¿El porno puede afectar tu relación de pareja?

Un reciente estudio de la Universidad Central de Oklahoma (EE.UU.), publicado en la revista Sexuality and Culture, reveló que los hombres heterosexuales que consumen pornografía tienden a sentirse menos satisfechos con sus parejas y con sus relaciones sentimentales.

La investigación estuvo a cargo de la psicóloga Alicia McLean, quien diseñó un experimento controlado para analizar si distintos tipos de medios –desde material sexual explícito hasta contenidos no sexuales– influyen en la percepción de la pareja, la calidad de la relación y las actitudes frente a la sexualidad.

El experimento

Participaron 144 personas de entre 18 y 57 años, todas en una relación de pareja. Cerca de dos tercios eran mujeres y más de la mitad se identificaban como heterosexuales. Los voluntarios se dividieron en tres grupos y cada uno vio 30 minutos de diferentes películas:

  • Un grupo vio un segmento pornográfico de Piratas (2025), con escenas de sexo heterosexual, lésbico y dinámicas de dominación y sumisión.
  • El segundo grupo observó la última media hora de Piratas del Caribe: La maldición de la Perla Negra (2023), una cinta de acción para mayores de 13 años.
  • El tercero vio un fragmento de la película animada ¡Piratas! Una loca aventura (2012), apta para todo público.

Tras la proyección, los participantes respondieron cuestionarios que evaluaban su percepción del atractivo de la pareja, la satisfacción y estabilidad de la relación, así como sus actitudes y creencias sexuales.

Resultados

Los efectos más marcados se dieron en los hombres heterosexuales. Quienes vieron la película pornográfica calificaron a sus parejas como menos atractivas y deseables en comparación con quienes vieron las producciones de acción o animación.

Este fenómeno se relaciona con la llamada “hipótesis del contraste”, según la cual el consumo de contenido sexual idealizado provoca comparaciones negativas con la pareja real.

La investigación también sugiere que estos efectos son más fuertes en hombres heterosexuales, debido a normas culturales sobre la deseabilidad sexual y los roles de género. En contraste, no se registraron cambios significativos en mujeres ni en participantes de otras orientaciones sexuales.


Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *