El verano es una temporada del año que invita a pasar más tiempo fuera de casa, a practicar deportes, ir a la playa o piscina y, en esencia, disfrutar del tiempo libre con amigos y familiares.
El hecho de realizar más actividades de lo habitual, junto con las altas temperaturas características de esta época, implica tomar precauciones para disfrutar de lo positivo sin poner en riesgo la salud, especialmente para aquellas personas que tienen o han tenido enfermedades cardiovasculares.
A continuación, compartimos algunos consejos que seguramente les ayudarán a disfrutar al máximo de sus merecidas vacaciones sin comprometer la salud.
- Moderar la exposición al sol:
Aunque tomar sol es necesario para metabolizar la vitamina D, no se debe abusar de esta práctica, especialmente durante las horas de mayor calor (de 12 a 17 h). Se recomienda broncearse de manera progresiva y aplicar protección solar de manera recurrente en las zonas expuestas al sol para evitar quemaduras y problemas más graves como los melanomas. - Evitar cambios de temperatura bruscos:
Aunque las enfermedades respiratorias son más comunes en invierno, es importante mantenerse alerta durante el verano. El aire acondicionado, presente en muchos hogares y lugares de trabajo, puede provocar enfermedades debido a cambios bruscos de temperatura. Ajustar el termostato entre 2 y 4º por debajo de la temperatura ambiente ayuda a prevenir enfermedades y también es amigable con el medio ambiente. Evitar bañarse en agua con una temperatura inferior a los 25o también es recomendable. - Ejercicio en horas más frescas:
Aunque el ejercicio es recomendable durante todo el año, en verano se deben extremar precauciones. Evitar las horas más calurosas del día y optar por deportes de menor impacto, como la natación, es crucial, especialmente para personas con problemas cardiovasculares. - Ropa adecuada:
Llevar prendas frescas, cómodas y transpirables, así como gorros o sombreros para proteger la cabeza del sol, es esencial. También es recomendable utilizar calzado cubierto al caminar por superficies calientes. - Cuidar la dieta:
Ajustar la ingesta calórica según la actividad física realizada es importante. Las frutas, ricas en vitaminas y minerales, son ideales para el verano, pero se debe evitar el exceso. Para personas con problemas cardiovasculares, se recomienda una dieta variada con alimentos cardiosaludables, reduciendo grasas saturadas, cafeína, sal, alcohol y, por supuesto, dejar de fumar. - Hidratación adecuada:
Debido al calor y la sudoración, es fundamental cuidar la hidratación en verano. Se recomienda consumir entre dos y dos litros y medio de agua embotellada. Bebidas como la cerveza, en moderación, pueden tener beneficios cardiovasculares. Los granizados son saludables en cuanto a contenido de agua, pero se debe moderar el consumo debido a su alto contenido de azúcar. Bebidas como la horchata y el gazpacho también son opciones recomendables.
Esperamos que estos consejos les permitan disfrutar al máximo de sus vacaciones sin descuidar la salud, un aspecto fundamental que a veces no recibimos la atención que merece hasta que surge algún problema.