Formó parte de la Expedición ANTAR XXVII que visitó la base peruana Machu Picchu
El científico peruano Luis Santillán, quien formó parte de la última campaña científica del Perú en la Antártida ANTAR XXVII, desarrolla una investigación para ver si existe o no presencia de microplástico en la Antártida como consecuencia de los desperdicios que el mundo arroja al mar.
Santillán explicó a la Agencia Andina que es muy común que las personas asocien la contaminación ambiental a elementos que podemos ver u oler, pero también existen, dijo, agentes contaminantes que no se aprecian a simple vista, como los microplásticos.
“La contaminación por microplásticos es uno de los temas de la llamada contaminación emergente, nombre que se le da por ser una contaminación que no se ve”, comenta el científico quien además es coordinador de la facultad de Ingeniería Ambiental de la universidad San Ignacio de Loyola.
A fin de detectar el microplástico como agente contaminante, Santillán desarrolla diversos procedimientos de laboratorio para separar (las posibles partículas de plástico) del agua, y así hacer que éste flote para que la materia orgánica se sedimente.
A modo de ejemplo, comentó que -producto de la erosión del tiempo- las botellas de plástico empiezan a degradarse cuando están en contacto con el agua, el viento, las rocas y otros agentes externos que pueblan el medio ambiente.
Entonces, poco a poco, esa botella empieza a partirse una y otra vez hasta quedar en partículas más pequeñas que un grano de arena, hasta llegar a ser objetos microscópicos.
“Estos microplásticos, al ser partículas tan pequeñas, pueden ser ingeridos por peces que posteriormente llegan a la mesa de cualquier familia”, afirma Santillán.
Estudios en la Antártida
Al ser el microplástico un elemento imperceptible a la vista, probablemente pase inadvertido. “Por ello, primero es detectar la contaminación, luego cuantificarla para tener una idea de su nivel, y así saber cuál podría ser su efecto en el ecosistema”.
El estudio de la contaminación en este continente se dividió en dos partes, los realizados a elementos abióticos (elementos que no tienen vida como el agua, los sedimentos marinos, etc) y bióticos (animales como peces, pinguinos y gaviotas).
Para analizar los elementos abióticos, se extrajo agua marina desde el fondo del océano y, para los elementos bióticos, se recolectaron las heces de los animales. “Parte del Tratado Antártico, del cual nuestro país es parte, es no alterar el ecosistema de los animales”, advierte el profesor universitario.
Los estudios realizados serán develados en seis meses, durante los cuales todas las muestras llegarán a nuestra capital para ser analizados por los investigadores que forman parte del equipo de trabajo del ingeniero Luis Santillán.
“Es la segunda vez que voy a la Antártida y tengo que decir que el cambio climático es real. Hace 14 años, la base peruana tenía otro aspecto y ahora se ve un cambio evidente”, recuerda Santillán al narrar cómo la nieve y el hielo presentan un retroceso en las cercanías a la base peruana Machu Picchu.
Perú en la Antártida
Desde el año 1989 nuestro país forma parte del Tratado Antártico como Miembro Consultivo. Este tratado, que agrupa a más de 50 países de todo el mundo, tiene como finalidad, entre otros temas, la libertad en investigación y cooperación científica.
Por esos motivos, el Estado peruano construyó la Estación Científica Machu Picchu y ha desarrollado programas de investigación en el continente blanco. La base se ubica en la bahía Almirantazgo, de la isla Rey Jorge, ubicada en el lado norte del continente.
Este año, nuestro país organizó la Vigésima Séptima Campaña Científica del Perú a la Antártida (ANTAR XXVII) como parte de sus actividades en el continente. ANTAR XXVII tuvo una duración de 110 días y se desarrolló entre el 11 diciembre del año 2019 y el 29 de marzo del año 2020.