Un grupo de científicos de Cambridge han creado un tercer pulgar con una prótesis robótica, mejorando la destreza manual de quien lo prueba.
¿Han imaginado alguna vez cómo será el ser humano una vez que llegue a su siguiente punto de evolución? Una de las posibilidades francas es que nos nazca un nuevo pulgar, lo que abriría un amplio ramo de posibilidades que hoy en día apenas y podemos imaginar. Pero ahora un grupo de hombres de ciencia han dado un paso adelante para vislumbrar ese futuro. Científicos de la Universidad de Cambridge han desarrollado un innovador dispositivo que podría redefinir nuestras capacidades manuales: un pulgar robótico que aumenta la destreza y la fuerza de la mano humana.
Esta prótesis, a la que han bautizado como Tercer Pulgar, en el estudio recientemente publicado en la última edición de la revista Science, se acopla a la mano no dominante y se controla mediante sensores de presión ubicados bajo los dedos gordos de los pies. Con solo un minuto de práctica, la mayoría de las personas pueden aprender a usarlo para realizar tareas complejas que antes eran imposibles o difíciles.
Con este dedo extra se abre un abanico de posibilidades para ampliar las capacidades de personas sin discapacidad. Desde trabajos manuales que requieren mayor precisión y agarre, hasta tareas cotidianas que se vuelven más sencillas, este dispositivo promete superar las limitaciones de la mano humana y por supuesto los investigadores lo han comprobado relativamente.
Este dedo extra robótico de la Universidad de Cambridge nos muestra el futuro de la evolución
La Dra. Tamar Makin, investigadora de la Universidad de Cambridge y autora principal del estudio explica para el comunicado oficial de su casa de estudios el alcance de este proyecto:
“Se trata de una tecnología diseñada específicamente para personas sin discapacidad, que les permite hacer más cosas con las manos. Intentamos superar las limitaciones de carne y hueso de nuestro propio cuerpo e interactuar con el mundo de una forma completamente nueva”.
El pulgar robótico se controla mediante sensores de presión ubicados bajo los dedos gordos de los pies. Al ejercer presión sobre el dedo gordo del pie derecho, el pulgar robótico se mueve hacia el otro lado de la mano.
Por otro lado, si se presiona el izquierdo, el pulgar se mueve hacia arriba, generando esta dinámica, donde la cantidad de movimiento es proporcional a la presión aplicada, y el pulgar vuelve a su posición original al soltar la presión.
Esta simplicidad en el diseño lo hace intuitivo y fácil de usar, incluso para niños de 3 años.
Los resultados de las pruebas de este dedo extra son prometedores
En las pruebas realizadas con 596 personas de diferentes edades y habilidades, el 98% de los participantes lograron manipular objetos con el Tercer Pulgar en el primer minuto de uso. Lo que habla de lo fácil que es controlarlo en primera instancia.
En otra de las pruebas se le pidió a los participantes llevar tantos objetos como fuera posible a una cesta en un lapso de 60 segundos. Ahí, 246 participantes, poco menos de la mitad completaron la tarea sin dificultar.
De modo que sería a todas luces una prótesis biónica de alto potencial para mejorar nuestra fuerza, destreza e incluso nuestras habilidades cognitivas.
Un pulgar robótico puede parecer un pequeño avance, pero representa un gran paso hacia un futuro donde nuestras capacidades físicas no estarán limitadas por la biología.
Aunque falta ver hacia qué trayectoria termina por evolucionar este proyecto.