Una civilización extraterrestre, con sus naves alienígenas, nos está observando instalados en el mismísimo Sistema Solar. Tienen una tecnología tan avanzada que nuestros radares todavía no son capaces de detectarlos. Eso es lo que dice un famoso astrofísico estadounidense, que tiene décadas analizando la posibilidad de la existencia de vida en otros mundos, que nos han visitado desde hace mucho tiempo y todavía no podemos confirmar con certezas.
Se trata de un nuevo estudio del genio de Avi Loeb, director del Departamento de Astronomía de la Universidad de Harvard. De acuerdo con un reporte que él mismo publica en La Vanguardia, plantea que ciertas observaciones astronómicas podrían indicar la presencia de tecnología extraterrestre en nuestro vecindario galáctico.
Su teoría, presentada con respaldo científico y un tono provocador, ha generado fascinación y escepticismo a partes iguales. Loeb comenzó a ganar notoriedad con el caso de ‘Oumuamua, un objeto interestelar descubierto en 2017. Este fue el primer visitante de otro sistema estelar identificado por la humanidad, y sus características desconcertaron a los científicos: su forma alargada, la ausencia de una cola como la de los cometas y una aceleración inusual no causada por gases o partículas convencionales.
Para Loeb, estos datos podrían indicar que ‘Oumuamua no es simplemente una roca interestelar, sino una vela solar, una tecnología avanzada que utiliza la luz para impulsarse, posiblemente fabricada por una civilización inteligente.
Ahora, en pleno 2024, el astrofísico analizó detalladamente fragmentos recuperados en el Océano Pacífico, relacionados con un meteoro detectado en 2014. Este objeto, denominado IM1, tenía una velocidad y trayectoria poco comunes, lo que llevó a Loeb a considerar la posibilidad de que sus restos sean de origen artificial. El hallazgo de pequeñas esferas metálicas tras una operación de búsqueda submarina alimenta su hipótesis de que podrían ser parte de tecnología extraterrestre.
¿Qué es lo que dice la teoría de Loeb?
Loeb sostiene que no debemos descartar la posibilidad de vida inteligente en el universo basándonos únicamente en prejuicios terrestres. Para él, la ciencia debe estar abierta a lo desconocido. Su teoría se fundamenta en la idea de que, si los humanos están en camino de explorar otros sistemas estelares, civilizaciones más avanzadas podrían haber hecho lo mismo.
Sin embargo, muchos expertos critican que su planteamiento, aunque audaz, carece de pruebas concluyentes. Las explicaciones alternativas sugieren que ‘Oumuamua podría ser un fragmento de un asteroide o un cometa con propiedades inusuales. Respecto a IM1, las esferas metálicas encontradas podrían ser el resultado de fenómenos naturales extremos, no necesariamente tecnología alienígena.
Loeb ha desafiado los límites de la discusión científica al popularizar preguntas sobre la vida en el cosmos. Su enfoque ha atraído tanto admiradores como detractores, pero, más allá de las críticas, su trabajo impulsa un diálogo crucial: ¿cómo debemos buscar vida extraterrestre? Y si existe, ¿estamos preparados para encontrarla?
