En 1996, Alfaguara publicó el primer libro para niños de Hernán Garrido-Lecca: Piratas en el Callao. Desde entonces, ha publicado más de 30 libros dirigidos tanto a chicos como a grandes. Algunos de ellos han sido traducidos al inglés, francés, portugués, quechua y hasta a idiomas en los que no tiene idea de una sola palabra, como checo o coreano, incluso, uno de sus libros se convirtió en una obra de ballet, dos fueron llevados al teatro y tres al cine. Sin embargo, ha sido al ver sus libros en braille que un viejo anhelo se vio realizado.
Gracias al increíble trabajo de Isabel Ramos y a la editorial Macro, bajo la curaduría de Rubén Silva, se ha publicado una versión en braille y tipografía para niños con dislexia de su libro La Mena y Anisilla y del libro que co-escribió con su hija María-Chloé, La ballenita que no quería comer. En este extraordinario esfuerzo editorial, Macro también ha publicado Canto Matinal de Roberto Rosario Vidal y Rafa, no te duermas de Rocío Espinoza y Rubén Silva.
Colaboración con el CEBE Luis Braille
El Centro Educativo Básico Especial (CEBE) Luis Braille es una institución dedicada a la educación de niños con discapacidades visuales; recientemente, Hernán Garrido-Lecca tuvo el honor de compartir una publicación en este centro, presentando sus libros adaptados en braille.
Esta iniciativa es un paso significativo hacia la inclusión y accesibilidad en la literatura infantil.
En su visita al CEBE Luis Braille, Hernán destacó la importancia de que todos los niños, independientemente de sus capacidades visuales, tengan acceso a la magia de la lectura. Los libros en braille no solo facilitan el acceso a sus historias para niños con discapacidad visual, sino que también promueven el amor por la lectura y la literatura desde una edad temprana.
Esta colaboración es un testimonio del compromiso de Hernán con la educación inclusiva y su deseo de que sus historias sean disfrutadas por todos los niños, viendo con los dedos y el corazón.
Los deseos del corazón se sueñan, pero a veces también se cumplen. Saber que sus historias serán leídas por niños que no pueden ver con los ojos, pero sí con los dedos y el corazón es simplemente una bendición que Hernán espera algún día merecer.