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Nuevo Aeropuerto Jorge Chávez tendrá otro retraso en su inauguración por problemas sin resolver

El tan esperado nuevo aeropuerto Jorge Chávez, que se prometió como un símbolo de modernización para el Perú, no abrirá sus puertas el 18 de diciembre como se había anunciado, en su lugar, el inicio de operaciones ha sido postergado al 30 de enero, un cambio que parece revelar una preocupante falta de planificación.

El ministro de Transportes, Raúl Pérez Reyes, comunicó este retraso durante una reciente conferencia de prensa; explicó que la transferencia de operaciones del antiguo aeropuerto al nuevo se llevará a cabo hasta finales de enero, asegurando que desde ese día se podrá operar a “plena capacidad”. Sin embargo, esta afirmación ha levantado sospechas, ya que el progreso en obras clave para el acceso y tránsito aún parece insuficiente.

Un ejemplo es la situación de la Av. Morales Duárez, donde apenas se han adjudicado los contratos para el recapeo y la construcción de dos puentes, uno de los cuales no estará listo hasta marzo, es decir, dos meses después de la supuesta inauguración. Mientras tanto, Pérez Reyes afirma que la gestión del tráfico se «mejorará», aunque queda la duda de cómo se logrará esto en una vía que ya enfrenta serios problemas de congestión.

El acceso de los viajeros al terminal también suscita cuestionamientos, según el ministro, los pasajeros no podrán acercarse al aeropuerto caminando; en cambio, dependerán de taxis y buses públicos bajo el servicio “Aeroexpress” para llegar al terminal.

Esta solución parece ignorar las dificultades que enfrentan los aeropuertos internacionales donde el acceso peatonal es clave para reducir el tráfico y mejorar la experiencia del usuario. Además, el plan de transporte aún está incompleto: falta implementar una cuarta ruta de transporte, y la frecuencia prometida cada 15 minutos plantea dudas considerando el tráfico de Lima.

Cabe recordar que el programa de investigación “Punto Final” de Latina Televisión, ya puso en evidencia la serie de problemas que acompañan la inauguración del nuevo aeropuerto; las obras de infraestructura necesarias para un flujo adecuado de pasajeros aún no están listas, una deficiencia que muchos consideran reflejo de una gestión apresurada y falta de compromiso con el interés público.

Este nuevo retraso no solo retrasa la apertura de un proyecto crucial, sino que también amplifica las dudas sobre la capacidad de planificación del Ministerio de Transportes y la concesionaria Lima Airport Partners (LAP).


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