En un hecho de gran relevancia para la comunidad católica, el Papa Francisco sostuvo una audiencia privada con Giuliana Caccia y Sebastián Blanco, quienes enfrentaban un precepto penal que podría haber derivado en una excomunión.
Durante la reunión, los involucrados presentaron los detalles del caso, explicando los hechos que los llevaron a esta delicada situación; tras escuchar sus argumentos y comprender las circunstancias, el Santo Padre decidió, de manera personal y directa, anular de puño y letra el precepto penal, dejando sin efecto cualquier medida disciplinaria relacionada con una posible excomunión.
Este acto no solo refuerza la justicia y la misericordia que caracterizan al pontificado del Papa Francisco, sino que también refleja su enfoque pastoral basado en el diálogo y el discernimiento.
Giuliana Caccia y Sebastián Blanco expresaron su profunda gratitud hacia el Papa, así como hacia todas las personas que los acompañaron con sus oraciones y apoyo moral durante este difícil proceso; para ellos, este desenlace representa un alivio espiritual y una reafirmación de su vínculo con la Iglesia Católica.
El gesto del Papa Francisco recuerda a los fieles la importancia de la comprensión y la cercanía pastoral en la resolución de conflictos, subrayando el valor de la fe y el perdón como pilares fundamentales de la Iglesia.