En el Perú, casi el 98 % de las unidades agropecuarias pertenecen a la agricultura familiar (INEI, CENAGRO 2012; FAO & CEPAL, 2021). Esa realidad nos recuerda que el futuro del agro depende de tres acciones concretas: el registro en el Padrón de Productores Agrarios (PPA), la geolocalización de cultivos y los talleres de habilidades digitales (HADA).
Según el Ministerio de Desarrollo Agrario y Riego, el registro en el PPA funciona como el “DNI del agricultor”: ordena quién produce, dónde y con qué recursos. Para el Estado, significa diseñar mejores políticas públicas y asignar presupuestos de manera precisa. Para el agricultor, registrarse abre la puerta a créditos, seguros y mercados diferenciados.
La geolocalización de cultivos es un salto de calidad. Con un celular, los productores pueden trazar su producción, registrar coordenadas y cumplir estándares internacionales como el Reglamento Europeo de Deforestación (EUDR). Dicho en simple: la trazabilidad digital convierte al agricultor familiar en un competidor global.
Los talleres de habilidades digitales (HADA) son el motor de este proceso, señala la entidad. No basta con registrarse o geolocalizar si no se tiene autonomía tecnológica. Capacitar en el uso de apps y plataformas fortalece la independencia del agricultor y multiplica el conocimiento en las comunidades rurales.
Por ello considera que cada registro en el PPA, cada cultivo geolocalizado y cada agricultor formado en habilidades digitales, representan valor público tangible: un Estado más transparente, decisiones basadas en datos, confianza comunitaria y un agro que aporta al PBI con inclusión y sostenibilidad.
El registro en el PPA, la geolocalización y la capacitación digital no son acciones aisladas. Son parte de un mismo rompecabezas que, bien ensamblado, puede transformar la historia de la agricultura familiar en el Perú.