Kiev utiliza en su defensa un nuevo tipo de drones, que pueden derramar una mezcla de termita candente sobre las posiciones enemigas. Su uso es muy controvertido.
Desde comienzos de septiembre, el ministerio de Defensa de Ucrania y blogueros han mostrado imágenes de un dron que sobrevuela un bosque en el que se ocultan fuerzas rusas. Del dron cae una especie de lluvia de fuego. Contiene una mezcla de termita, a base de polvo de aluminio y óxido de hierro, que a todas luces se activa con un detonador eléctrico. La termita puede alcanzar hasta 2.200 grados Celcius y hacer arder casi cualquier material, incluyendo equipos de acero.
Precisión y alta eficacia
Al publicarse las imágenes, representantes del Ejército ucraniano confirmaron el uso de los drones «Dragón» en el combate, exlicando que estos pueden destruir posiciones adversarias con mayor precisión que otras armas.
Los medios rusos ya han reconocido la amenaza. «Por desgracia, son realmente efectivos. Sus mezclas candentes queman literalmente posiciones y bosques, dejando a nuestros soldados al descubierto”, dijo en el diario Moskovskiy Komsomolets un excombatiente de la autoproclamada «República de Lugansk”, presentado como experto militar.
Aún no está claro dónde Ucrania ha usado ya el nuevo dron. El ministerio de Defensa de Kiev ha mostrado imágenes de la región de Járkiv. Pero, según Emil Kastehelmi, del grupo finlandés Black Bird, que analiza la invasión rusa de Ucrania, su utilización en los frentes de Zaporiyia y Donetsk también ha sido confirmada con la ayuda de geolocalizaciones. El experto indica que se ha registrado por lo menos un caso en que fue usado igualmente en la región de Kursk, donde tiene lugar desde comienzos de agosto una operación del Ejército ucraniano.
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Desde la I Guerra Mundial
Las armas a base de termita no son nuevas. Ya en la I Guerra Mundial, el Ejército alemán lanzó semejantes bombas sobre Gran Bretaña, valiéndose de una invención del químico Hans Goldschmidt.
Este había desarrollado su invento originalmente con fines pacíficos y no militares, concretamente para soldar rieles de ferrocarril. En la II Guerra Mundial, esas armas fueron empleadas por la Alemania nazi y también por los aliados de la coalición contra Hitler.
Las armas incendiarias no solo pueden llenarse con termita, sino también con fósforo o napalm. Esta última sustancia fue utilizada por el Ejército estadounidense en la II Guerra Mundial contra Japón y luego en la guerra de Vietnam.
En la guerra de Rusia contra Ucrania se ha reportado reiteradamente el empleo de elementos prohibidos, entre ellos, armas químicas. También se ha acusado al Ejército ruso de haber usado munición con fósforo en ataques contra Mariúpol y otras dos ciudades.
Las normas del derecho internacional
De acuerdo con el derecho internacional, el uso de termita en la guerra no está prohibido. Sin embargo, su empleo contra objetivos civiles no se permite, según explica a DW Marina Miron, del King’s College de Londres. «El problema del uso de mezclas de termita es que caen indiscriminadamente. El Protocolo III de la Convención sobre Ciertas Armas Convencionales restringe su uso únicamente a objetivos militares”, indica la experta.
En 1972, la Asamblea General de la ONU emitió una resolución contra el empleo de tales armas. Medio siglo después, la organización Human Rights Watch (HRW) lamentó en su informe de 2022 el alto grado de letalidad de estas armas.
Daños ambientales
Durante la guerra de Ucrania, muchas armas han sido modernizadas. Dmytro Schluktenko, de la fundación «Lapka Dsigi», abastece al Ejército ucraniano de equipos de alta tecnología, lo que incluye también de drones. En conversación con DW, asegura que Ucrania solo emplea los drones «Dragón” contra objetivos militares alejados de zonas pobladas.
Schluktenko admite que las armas incendiarias causan también daños al medioambiente, pero afirma que, para él, tiene prioridad la liberación ucraniana de la ocupación rusa. «El mayor peligro para Ucrania es perder su soberanía”, dice.