Los mandatarios de la Unión Europea (UE) iniciaron este viernes unas «negociaciones muy difíciles» sobre su multimillonario plan de reconstrucción poscoronavirus, cuyos detalles generan rechazo en algunos miembros como Países Bajos, entre llamados a actuar con celeridad ante la recesión.
«Tengo que decir que las diferencias [entre los dirigentes] son todavía muy, muy grandes (…) Espero negociaciones muy difíciles», dijo a su llegada a la reunión la canciller alemana, Angela, Merkel, cuyo país ejerce la presidencia pro témpore de la UE.
La cumbre es la primera presencial desde que el nuevo coronavirus golpeara con fuerza Europa, donde mató a más de 200.000 personas y, a nivel económico, se traducirá por una contracción del 8,3% del PIB de la UE, según la Comisión Europea.
Aunque la presidenta del Banco Central Europeo (BCE), Christine Lagarde, llamó la víspera a ponerse de acuerdo «rápidamente» sobre un «paquete ambicioso» porque «no hay tiempo que perder», las expectativas al inicio de la cumbre de dos días son bajas.
Posibilidades de un acuerdo
Las posibilidades de un acuerdo son «menos del 50%», estimó el primer ministro holandés, Mark Rutte, cuyas exigencias sobre el fondo lo convirtieron en el hombre a convencer. «La calidad es más importante que la rapidez. Será un trabajo duro», aseguró.
Para sacar a la UE de la recesión, Bruselas propuso un plan de 750.000 millones de euros (unos 840.000 millones de dólares), cuantía que tomaría prestado en los mercados en nombre de los 27 creando así deuda común, un hito en la historia del proyecto europeo.
Pero la propuesta de consenso del jefe del Consejo Europeo, Charles Michel, que será la base de la negociación de la cumbre tras varias rondas de consultas, no logró terminar con todas las reticencias, sobre todo de los llamados países «frugales».
El volumen del fondo y su distribución entre medio billón de euros de ayudas y 250.000 millones de préstamos son las críticas principales de Dinamarca, Suecia, Austria y Países Bajos, que reclaman sobre todo más créditos y menos subvenciones.
«La hora de la verdad»
«Es la hora de la verdad (…) para Europa. Estamos viviendo una crisis inédita» que «requiere mucha más solidaridad y ambición», urgió el presidente francés, Emmanuel Macron, expresando su voluntad de trabajar por un acuerdo junto a Merkel y Michel.
La principal batalla será qué condiciones pedir a cambio de la ayuda y cómo controlar su aplicación. La Haya reclama que los 27 por unanimidad den luz verde al desembolso, un reclamo que despierta el fantasma de la ‘troika’ de la pasada crisis de la deuda.
Rutte expresó su apoyo a la «solidaridad», pero defendió que se pueda pedir a los países receptores que hagan «todo lo posible» para ser más resilientes ante una futura crisis, aplicando «reformas en el mercado laboral o en las pensiones».
Aunque las instituciones europeas se han esforzado en dejar claro que ningún país es culpable de la pandemia, La Haya retoma la retórica de la pasada crisis, según la cual los países del sur, con un mayor nivel de deuda, no hicieron las reformas suficientes.
El plan de Michel prevé que los países que quieran la ayuda deben presentar un plan nacional de recuperación que tenga en cuenta las recomendaciones anuales de la Comisión y la transición ecológica y digital. Los 27 deberían aprobar por mayoría el desembolso.
Estado de derecho
En el campo de las condiciones, Hungría y Polonia, en el punto de mira por polémicas leyes sobre la justicia o las oenegés, reclaman abandonar la idea de vincular el desembolso de los fondos a la situación del Estado de derecho.
«No estamos de acuerdo con el tratamiento arbitrario del Estado de derecho», dijo el primer ministro polaco, Mateusz Morawiecki, a la agencia PAP. Su par húngaro, Viktor Orban, amenazó días atrás con vetar cualquier decisión si el vínculo permanece.
El debate sobre el fondo, clave para los países del sur de la UE más castigados por la pandemia y con mayores niveles de deuda como España e Italia, se suma a la negociación sobre el presupuesto común de la UE.
Las discusiones sobre el Marco Financiero Plurianual (MFP) 2021-2027, el primero sin el Reino Unido, se saldaron en febrero con un sonoro fracaso, en parte por los reclamos de los «frugales», adeptos del rigor fiscal, de reducir su cuantía.
Para intentar lograr su apoyo, Michel abogó por un presupuesto de 1,074 billones de euros, 20.000 millones menos que en febrero. Y, además, mantiene la reducción en sus contribuciones, los llamados «cheques», a los cuatro países frugales y a Alemania.