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PÁNICO entre los demócratas tras deterioro de Joe Biden evidenciado en el debate presidencial

Yendo en contra de la realidad, la voz ronca y los labios temblorosos, con titubeos claros, del presidente estadounidense fueron atribuidos por la Casa Blanca a un resfriado.

En medio de un gran desconcierto se encuentran los demócratas luego de que el actual presidente de Estados Unidos, Joe Biden, evidenciara su deterioro, a causa de su avanzada edad, 81 años, en el primer debate ante el republicano Donald Trump.

Con el debate aún en curso, comentaristas políticos como John King, de la CNN, no tardaron en plantear la existencia de una corriente en las filas demócratas dispuesta a solicitar que Biden se haga a un lado antes de los comicios de noviembre.

El analista de la CNN aseguró que los demócratas con los que pudo hablar están en un “modo pánico total”, y que algunos de ellos se atreverán a sugerir a la Casa Blanca una retirada honrosa de Biden antes de que sea demasiado tarde.

Abby Phillip, también de la CNN, dijo que “el pánico” que percibió en la noche del jueves no es “ni parecido” al que se intuía hasta ahora.

“Hay una preocupación real de que (el debate) haya hecho un daño real que no se puede deshacer”, manifestó Phillip.

Un colaborador de Joe Biden, amparado en el anonimato, declaró al portal de información política The Hill que “esto es una auténtica pesadilla».

«No puedo creer lo que estoy viendo. Estoy viendo cómo perdemos estas elecciones a cámara lenta”, lamentó.

Según David Axelrod, que fue uno de los consejeros principales de Barack Obama, en el debate se confirmaron «los temores de la gente», acerca de la idoneidad de Biden para asumir un segundo mandato en la Casa Blanca.

Un estratega demócrata, amparado igualmente en el anonimato, definió la intervención del presidente como “un suicidio político”.

Para el reputado comentarista Chris Wallace, que en sus tiempos en la conservadora Fox moderó el primer debate entre ambos en septiembre de 2020, aseveró que Biden “ha hundido su campaña esta noche”.

Yendo en contra de la realidad, la voz ronca y los labios temblorosos, con titubeos claros, del presidente estadounidense fueron atribuidos por la Casa Blanca a un resfriado, pero algunos en el círculo más cercano al mandatario renunciaron a poner paños fríos ante los signos de deterioro cognitivo manifiestamente claros.