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La edad, los juicios y los precios: los temas esperados en el primer debate Biden-Trump

Aunque Biden tiene los números a su favor, Trump es consciente de que la población no lo percibe

Ciento cincuenta y nueve años es la suma de las edades de los dos candidatos a las presidenciales de Estados Unidos, Donald Trump (78) y Joe Biden (81), que se enfrentan este jueves (a las 21.00 hora local, 01.00 GMT del viernes) en un primer debate en el que la edad será, previsiblemente, uno de los temas con más protagonismo.

Será el republicano quien seguro saque el tema en los estudios de la CNN en Atlanta pues, pese a que sólo se llevan tres años y medio, mediáticamente la edad le pesa más a Biden.

Y es que los republicanos, señala a EFE el profesor de Psicología del Williams College Steven Fein, han hecho «un trabajo mucho mejor» para «centrar la atención de la gente en la salud y las capacidades mentales de Biden».

En todo evento público de Trump (2017-2021) la avanzada edad de Biden sale a colación. El pasado fin de semana en un foro en Washington DC repetía una de sus actuaciones recurrentes: se tambaleaba y se chocaba contra una pared, aludiendo a la cuestionada capacidad física y mental del presidente.

A Trump le sale rentable la burla, no sólo por lo llamativo de su show, sino porque las propias encuestas señalan que los votantes están mucho más preocupados por la edad de Biden que por la de su oponente.

Cazar los posibles gazapos del octogenario es uno de los atractivos para los telespectadores y Biden tendrá, por tanto, «el gran reto de intentar tranquilizar al público» y mostrar «que es competente y capaz de pensar con rapidez», señala Fein.

¿Cuáles serán los otros temas esperados en los 90 minutos que durará el debate?

Si la edad juega en contra de Biden, los cuatro casos penales que hay en contra de Trump minan a priori al republicano y saldrán sin duda al escenario.

Hace un mes Trump se convirtió en el primer expresidente de Estados Unidos en ser declarado culpable en un juicio penal y tiene tres más pendientes, entre ellos uno por el asalto al Capitolio.

Es muy probable que Biden saque a colación los delitos de Trump y siga replicando uno de sus eslóganes favoritos: si Trump gana, la democracia estadounidense estará en riesgo.

Trump se defenderá, probablemente, echando balones fuera, presentándose como la víctima de una caza política. Y aludirá seguramente a la condena contra el hijo del presidente, Hunter Biden, por comprar ilegalmente un arma.

Quizás también haga alusión a una de las retahílas que lleva años repitiendo, sin pruebas: la presunta red de corrupción familiar de los Biden en China y otros países.

La economía será con seguridad uno de los temas centrales. Aunque Biden tiene los números a su favor, Trump es consciente de que la población no lo percibe.

Los precios llevan un año bajando y la inflación está en el 3,3 %, el desempleo es bajo (4 %) y no hay riesgos de recesión, pero los ciudadanos siguen sin estar contentos.

Una encuesta de The New York Times de marzo reflejó que el 74 % cree que la economía es regular o mala.

En el mencionado evento de DC Trump hizo también su show inflacionario, el de los caramelos tic tac: una caja grande como símbolo de lo que había antes y una diminuta, resultado de «la pesadilla de la inflación de Biden».

Este jueves no podrá repetirlo porque están prohibidos este tipo de artículos, pero sin duda volverá a hablar de precios.

La inmigración es también uno de los temas favoritos de Trump, siempre con su discurso incendiario, acusando a los inmigrantes de todos los males del país y prometiendo el cierre de fronteras y la deportación masiva.

Su objetivo será, según Fein, «no desviarse del tema», consciente de que es un fuerte imán para la base de su electorado. Para Biden, sin embargo, es «una cuestión complicada», algo que incomoda sobre todo «al ala progresista del Partido Demócrata».

El tema delicado para Trump es el aborto, mientras que para Biden es un asunto que le podría dar votos y que sin duda mencionará esta noche.

Trump se ha vanagloriado de ser el autor del fin de la sentencia Roe vs Wade que eliminó el derecho al aborto a nivel nacional, pero ahora intenta desviar el foco y presentarse como un político que simplemente respeta las decisiones de cada estado.