La Catedral de Notre Dame se prepara para su histórica reapertura, en dos etapas, tras el incendio que la arruinó en el 2019.
La primera la iniciará el presidente Emmanuel Macron el 7 de diciembre, con un discurso desde la catedral.
El incendio, ocurrido en abril de 2019, consumió la estructura de madera que sostenía el techo y puso en peligro su icónica aguja, diseñada en el siglo XIX por Eugène Viollet-le-Duc.
Durante horas, miles de personas observaron cómo el fuego amenazaba con destruir por completo la catedral, mientras que los bomberos de París realizaban esfuerzos extraordinarios por salvar lo que se pudiera de este símbolo del gótico francés. Finalmente, la estructura de piedra resistió, pero el daño fue devastador.
El incendio se produjo el 15 de abril de 2019.
Luego del siniestro, el presidente Emmanuel Macron prometió reconstruir Notre Dame en un plazo de cinco años.
Los trabajos de restauración continuarán hasta 2025, pero el equipo de artesanos, arquitectos y especialistas en conservación ha logrado revivir el aspecto original del edificio en gran medida, recuperando sus detalles medievales, sus esculturas y, sobre todo, su aguja.
Se optó por respetar el diseño original, devolviendo la aguja y la estructura de madera a su gloria medieval.
Además, la zona que rodea la catedral, ubicada en el corazón de la Île de la Cité, será convertida en un oasis verde para integrar mejor este monumento con la naturaleza y el río Sena. Esta iniciativa se enmarca dentro de un proyecto ecológico que busca reducir el tráfico en el área y mejorar la calidad del espacio urbano de París tras los Juegos Olímpicos de 2024.
Con la reapertura de la catedral, ha surgido un debate sobre la posible implementación de una tarifa de entrada para los turistas.
La ministra de Cultura francesa, Rachida Dati, planteó este jueves hacer pagar la entrada a los turistas que visiten la catedral de Notre-Dame.
«Con sólo 5 euros por visitante, podríamos recaudar 75 millones de euros al año. Notre Dame de París salvaría todas las iglesias de París y de Francia. Sería un símbolo magnífico», manifestó la ministra conservadora en el diario Le Figaro.
«En toda Europa, el acceso a los edificios religiosos más notables se paga», añadió.
La reapertura de Notre Dame no solo representa la restauración de un monumento icónico, sino también el cumplimiento de la promesa de devolverle a París uno de sus símbolos más venerados.