En el primer debate presidencial, la vicepresidenta estadounidense Kamala Harris dejó en claro a su oponente republicano Donald Trump que no es su lugar decirle a una mujer qué hacer con su cuerpo. La declaración de Harris llegó el martes, marcando una línea firme en la discusión sobre el aborto.
Harris subrayó que ni el gobierno ni Trump tienen derecho a dictar decisiones sobre el cuerpo de una mujer. Esta posición surge en el contexto de la reciente derogación de la protección federal al aborto por parte del Tribunal Supremo en junio de 2022.
Durante el debate, el aborto se destacó como uno de los temas con mayores discrepancias entre ambos candidatos. Trump, comenzando su intervención, propagó la falsa afirmación de que los demócratas, a quienes él describió como «radicales», permiten el aborto hasta el noveno mes de gestación e incluso la «ejecución» de bebés nacidos, lo que fue rápidamente desmentido por los presentadores.
Trump manifestó su apoyo a las excepciones a las restricciones del aborto en casos de violación, incesto y peligro para la vida de la madre, argumentando que esta postura es compartida por el 85% de los republicanos. Sin embargo, también expresó su satisfacción por la decisión del Tribunal Supremo, que se logró con el apoyo de los seis magistrados conservadores.
Desde la decisión del Supremo, 21 estados han impuesto prohibiciones o restricciones al aborto. En muchos de estos estados, no se permiten excepciones ni por violación ni por incesto, y solo se permite el aborto cuando está en peligro la vida de la madre, generando caos y poniendo en riesgo la salud de las mujeres debido a la falta de directrices claras.
En respuesta a la creciente preocupación sobre el acceso al aborto, Harris ha instado al Congreso a aprobar una ley federal que garantice este derecho y ha prometido bloquear cualquier intento de los republicanos de prohibir el aborto a nivel nacional si llega a la presidencia.
Por su parte, Trump evitó comprometerse a vetar una posible prohibición nacional al aborto, sugiriendo que tal medida no sería aprobada por el Congreso. Además, en un esfuerzo por atraer a votantes independientes, propuso hacer que el tratamiento de fecundación in vitro sea gratuito para las mujeres.