Economía

Perú ocupa tercer lugar en actos de fraude empresarial en la región

Mitad de ejecutivos o directivos de empresas en Latinomérica tiene responsabilidad sobre algún tipo de fraude en sus organizaciones

Alerta. Fraude organizacional se vuelve recurrente en las empresas peruanas. Un reciente estudio señala que los actos antiéticos, corruptos, fraudulentos de los directivos de empresas causan daños de hasta US$ 300 mil en sus compañías.

Así lo revela la Asociación de Certificadores de Fraude (ACFE por sus siglas en inglés) a través del reporte global “Occupational Fraud 2024: A Report to the Nations”, donde Perú registró siete casos de algún tipo de fraude por año, después de México y Brasil, quienes tuvieron 29 y 11 casos, respectivamente.

Y es que, aunque los líderes de las organizaciones deben ser ejemplo a seguir sobre las normas y ética en una compañía, la mitad de los ejecutivos o directivos de las empresas en América Latina son responsables de algún tipo de fraude al interior de sus organizaciones.

Y en ese índice, vergonzosamente, Perú destaca por ocupar el tercer lugar en actos de fraude ocupacional.

Los efectos económicos en las organizaciones de las que forman parte, implican pérdidas millonarias.

Según el informe, son los directivos quienes presentan el 50% de los casos en la región con daños a las empresas por 300 mil dólares.

En promedio, un acto inadecuado como el fraude, la suplantación de identidad, impactan en promedio 10% de la rentabilidad del negocio, señala Fernando Calderón, Managing Director Latam de Midot, firma especializada en desarrollar e implementar evaluaciones de integridad.

¿Estos casos pudieron haberse evitado? La respuesta es sí, y esto se logra a través de una evaluación de integridad al momento del proceso de selección, para determinar la propensión de una persona a cometer actos de este tipo.

Los ejecutivos y cualquier otro colaborador con trayectoria en la organización también pueden ser evaluados, al menos una vez al año, señala el directivo.

De acuerdo con el análisis “¿Qué le preocupa al mundo?” realizado por la compañía especializada en investigación de mercados, IPSOS, los fraudes son una de los problemas que más preocupan entre la opinión de los peruanos.

Hasta marzo de 2024, el 51% de los ciudadanos consideran a la corrupción financiera o corrupción política como uno de los problemas que más los afectan, por lo que se ubica en el tercer lugar de 29 naciones con la mayor preocupación al respecto.

Frente a este escenario, Fernando Calderón, comentó que a medida que los empleados crecen en la empresa, su honestidad continúa siendo un aspecto crucial.

“La integridad, o la falta de ella, puede influir directamente en la conducta y las decisiones de un empleado en todos los niveles jerárquicos. Pero además, incurrir en estos comportamientos impactan el valor de marca de la compañía, el ambiente laboral y, por su puesto, su rentabilidad”, dijo.

Destacó que para que una organización sea considerada íntegra y con ética hay tres características que se deben tomar en consideración: Cumplimiento de leyes, reglas y regulaciones; Transparencia en todo lo que se hace; Actuar con responsabilidad frente a colegas, clientes y proveedores.

“Aumentó el costo de lidiar con amenazas internas, lo que provocó que las organizaciones gasten un 34% en promedio en lidiar con actos como el fraude. Sin embargo, la cultura organizacional puede reducir la tendencia y dentro de la cultura está practicar evaluaciones y mediciones para identificar la propensión en una organización a incurrir en estos actos por parte de los colaboradores”, precisó Calderón

Calderón explicó que su representada es una empresa multinacional de origen israelí́, especializada en desarrollar e implementar soluciones confiables que evalúan la integridad, estabilidad, seguridad laboral y los comportamientos inadecuados en el entorno laboral. Ofrece evaluaciones validadas por más de 2.500 empresas en 35 países.

Brinda también soluciones a organizaciones de todos los sectores e industrias para contratar al mejor talento, respondiendo a las normas, estándares y cultura de cada país donde tiene presencia.