El ronsoco, conocido internacionalmente como capibara, ha pasado de ser un símbolo de la riqueza natural peruana a estar en el centro de una polémica; el registro del término «Capibara» como marca en Indecopi por un empresario chino ha encendido las alarmas entre comerciantes y defensores del patrimonio nacional.
Lo que comenzó como un fenómeno viral impulsado por una pegajosa canción, se transformó rápidamente en una fiebre de consumo en el Perú. Peluches, mochilas, pulseras y accesorios decorados con la simpática imagen del capibara llenaron los estantes de los comerciantes, especialmente en la campaña navideña. La popularidad del roedor amazónico, convertido en un ícono de la juventud, parecía imparable.
Sin embargo, el reciente registro del término «Capibara» podría cambiar drásticamente este panorama. Ahora, muchos comerciantes peruanos temen que productos sin licencia puedan ser incautados o destruidos, afectando sus ingresos y la libre comercialización de esta tendencia.
¿Una apropiación indebida?
El empresario chino Liao Yue, quien solicitó el registro, ahora tiene la exclusividad para usar el término «Capibara» en productos. Este hecho ha generado críticas por lo que muchos consideran una apropiación indebida de un nombre que está profundamente ligado a la biodiversidad peruana.
«Estamos enfrentando el riesgo de que todo producto relacionado con capibaras sea confiscado bajo el pretexto de derechos de propiedad intelectual», declaró Renzo Quispe, representante de comerciantes de Mesa Redonda. Esta situación plantea preguntas sobre la falta de protección a términos asociados con el patrimonio natural del país.
¿Del bosque a las oficinas? El verdadero capibara
El capibara no es solo una moda pasajera, es un animal emblemático de la Amazonía peruana y el roedor más grande del mundo.
Habita en ecosistemas protegidos como el Parque Nacional del Manu y la Reserva Nacional Pacaya Samiria, donde su presencia simboliza la biodiversidad y el buen estado de conservación de estos hábitats.
La inscripción de su nombre como marca comercial reduce su identidad a un simple objeto de consumo, ignorando su papel como símbolo de la fauna peruana y su importancia ecológica.
Un llamado a la reflexión y a la acción
El Servicio Nacional de Áreas Naturales Protegidas por el Estado (Sernanp) ha destacado la necesidad de proteger no solo al capibara, sino también los valores culturales y naturales que representa. «La capibaramanía debería ser un puente para fomentar la conciencia ambiental, no una oportunidad para la explotación comercial sin regulación», subrayan los especialistas.
Este caso debería ser un punto de inflexión para que el Perú impulse políticas que salvaguarden el uso de nombres y símbolos vinculados a su riqueza natural, evitando que terminen en manos de intereses foráneos. Porque, al final, el capibara no solo es un ícono de moda, sino un patrimonio que merece ser respetado.