El economista jefe para Perú del BBVA Research, consideró necesario aprovechar el buen momento del precio del cobre en el mercado internacional, cuya tendencia, por varias razones que explica en la entrevista, tenderá a mantenerse al alza. Sin embargo, apuntó que para propiciar inversiones se requiere un clima de estabilidad, seguridad y confianza. Además, sostuvo que se debe retomar las políticas que permitieron sacar a millones de compatriotas de la pobreza en el país.
—En el primer trimestre la inversión privada creció marginalmente en 0,3%, luego de la desastrosa caída del año pasado. ¿Qué comentario tiene?
—Hemos visto datos positivos en el primer trimestre. En principio, al fin se ve la recuperación de la inversión privada con una cifra ligeramente positiva.
—¿Qué explica esto?
—Por un lado, una mejora de la confianza empresarial y, en segundo lugar, los precios de exportación que están altos, que usualmente tienen una correlación positiva con la inversión privada. Es decir, si los precios de exportación están altos, la inversión privada también mejora, que deberíamos verlo también en los siguientes trimestres del año.
—Esperemos que así sea, pero ¿cuáles fueron los principales obstáculos que enfrentó la inversión privada en el Perú?
—Hay un tema más de fondo, más estructural. La confianza empresarial entró en terreno negativo, de pesimismo, en marzo del 2021, en un contexto electoral que generó bastante incertidumbre. Fue un entorno de deterioro de la confianza empresarial, por la inestabilidad política y lo que vimos fue una inversión relativamente contenida.
—¿Y qué políticas son cruciales, importantes para fomentar en el presente ese ambiente favorable para la inversión privada en el país?
—Corresponde a todo el sistema político, al Ejecutivo y al Congreso, dar garantías para una mayor estabilidad. Si por ahí sale la iniciativa de desconocer algunos contratos entre privados o tratar de que haya más tramitología, eso generará un ambiente poco propicio para la inversión privada. Quienes legislan deben escuchar un poco más a las personas que conocen de estos temas y tomar en buena medida sus consejos. Como contexto general para generar inversiones, tiene que haber un entorno de mayor estabilidad.
—¿Pero también puede hacerse más?
—Se puede hacer cosas más concretas como reducir los trámites burocráticos para llevar a cabo, por ejemplo, proyectos mineros. También aminorar los trámites para desarrollar pequeños emprendimientos en los distritos a nivel urbano. Todas estas cosas podrían ayudar a tener un mayor dinamismo de la inversión privada.
—De otro lado, ¿Cuáles son las expectativas respecto al mercado internacional de minerales?
—Las perspectivas son muy favorables. En el mercado de commodities de Nueva York el cobre superó los 5 dólares la libra, y respondió más a factores de carácter especulativo, pero igual el precio se sostiene por encima de los US$ 4,80. Eso es muy bueno, está en los máximos históricos, claramente, y debería propiciar un entorno de mayor inversión en el sector minero.
—¿Qué otras condiciones podrían sostener al alza el precio del cobre?
—Existen factores estructurales que van a dar soporte al precio, no solo los especulativos. Hay una demanda que se mantiene sólida, con expectativas de que continúe, explicado en los mejores indicadores de producción industrial en China y Estados Unidos, por ejemplo. Esto anticipa una demanda por cobre relativamente robusta. En segundo lugar, hemos visto también factores de oferta que estuvieron dándole soporte al precio.
—¿Cuáles son estos factores de oferta?
—Hubo problemas de producción en algunos países africanos, como en el Congo y Zambia, debido a falta de suministro de electricidad por la caída del rendimiento en algunas operaciones. Por ejemplo, Anglo American salió a decir que recortaba su proyección de producción para este 2024 y el 2025 a nivel global, debido a que estaban encontrando menores rendimientos en algunos proyectos que explotan. Además, hubo cierre de una mina en Panamá, que se llama, Cobre Panamá, que también generó una sensación de oferta relativamente restringida.
—¿Abona al alza en el precio?
—En ese entorno, los inventarios de cobre se han mantenido en mínimos y esto le está dando soporte al precio.
—¿Y a largo plazo, cuáles son los factores que sostendrán el valor del cobre?
—Hay factores de más largo aliento, hacia adelante, que van a dar soporte al precio.
—¿Cuáles?
—La recompensación energética, ese es uno de los factores para lo cual se demandará mucho cobre. En segundo lugar, el desarrollo de la inteligencia artificial, que también demanda mucho cobre. Y, en tercer lugar, las tensiones geopolíticas. Todo eso le da soporte al precio del cobre, por eso es probable que veamos cómo se anima la inversión en el Perú.
—Pero no solo es el precio lo que alienta a invertir.
—Las compañías están mirando el precio, desde luego, y mirando si se puede mantener alto y más o menos todo apunta en ese sentido. Pero el otro factor que miran también las mineras a nivel internacional es la estabilidad.
—Estabilidad social, estabilidad política, que les dé cierta garantía de que su inversión no se va a ver afectada…
—Eso es lo que hay que garantizar, por un lado. Pero por otro, también, dar señal de que podemos revisar todos los trámites y procedimientos para que un proyecto minero vea la luz. Hace 20 años solo se tenía que hacer 12 procedimientos, ahora son 265. A cualquier inversionista del exterior la tramitología lo inhibe a realizar inversiones.
—¿Y por el lado tributario, considera que están dadas las condiciones para que el país pueda gozar de los beneficios que genera los altos precios del cobre?
—Sí, claro, estamos ahí. No debería bajar el nivel promedio de las contribuciones tributarias y no tributarias que hacen las compañías mineras en el país. Está más o menos en algo similar a lo que se hace en Chile y en otros países con los que competimos. Está bien el marco tributario, y más allá de temas de tramitología y de garantizar la estabilidad, creo que es lo principal.
—Claro, la recuperación del país se puede apoyar con los altos precios del cobre y otros, pero eso es coyuntural. En ese contexto ¿Considera que tanto la política fiscal y económica están dadas para posibilitar una pronta recuperación de la economía?
—La política fiscal en este momento tiene menos espacio que en otras ocasiones. Lo que hay es un compromiso de reducir el déficit y creo que está bien. El gobierno flexibilizó un poco las metas de déficit para, efectivamente, no entorpecer la recuperación económica que estamos teniendo. Un ajuste fiscal negativo lo hace apropiado en esta ocasión. Pero sí, claramente deberíamos, como país, tratar de ir cerrando el déficit. El año pasado cerró en 2,8% y este año debería cerrar el 2,5%, con unas 3 décimas de mejora. Antes se hubiera tenido que hacer en 8 décimas. Eso lo está pidiendo el gobierno dentro de la delegación de facultades, la de flexibilizar la trayectoria del cumplimiento de las leyes de responsabilidad de la policía fiscal. Y me parece que está bien. Pero tampoco, obviamente, significa que la política fiscal va a poder ser muy expansiva este año. Eso está claro.
—La parte fiscal es muy importante.
—Hay que recuperar el espacio fiscal, eso siempre es bueno porque pueden venir eventos complicados y es mejor estar bien parado, con cuentas fiscales muy sólidas para enfrentar contingencias que eventualmente pueden aparecer. Hay que hacer un pequeño esfuerzo para reducir el déficit fiscal y eso implicará que el fisco sea muy cauteloso, por lo cual no podrá hacer una política fiscal demasiado expansiva.
—¿Y en política monetaria?
—Está inmersa en un proceso de reducción de tasas, que también podría ayudar a dar algo de soporte a la recuperación económica. Pero el Banco Central está mirando que la reducción de tasas no genere mucha volatilidad en el mercado cambiario y en financiero. En un contexto donde la Reserva Federal, el Banco Central de Estados Unidos, está manteniendo altas las tasas de interés, hay un espacio, por el lado monetario y por el lado fiscal, pero es relativamente acotado. Por ello, lo principal es tratar que el sector privado recupere confianza y ello depende mucho no sólo del Ejecutivo, sino en general de todas las autoridades, Ejecutivo y Legislativo. Que se señale de forma clara que las grandes fortalezas en materia económica del país no se debilitan y que se dan garantías y respeto a los contratos, etc.
—De otro lado, ¿qué le parece a usted el reciente cuestionamiento del presidente del Banco Central de Reserva al papel del Ministerio de Economía y Finanzas de que estaría supeditado a las decisiones del Congreso?
—El Ministerio de Economía hace lo que puede en un contexto en el que no tiene mucho soporte político. La tecnocracia en el Ministerio puede ser muy buena, pero si no tiene apoyo por el lado político debe limitar sus acciones. Eso es innegable. Es más fácil ser parte del Ejecutivo cuando tienes una bancada en el Congreso, pero si no ocurre, es más complicado y eso hay que contextualizarlo.
—El Ministro de Economía, José Arista, le respondió al presidente del Banco Central de la Reserva y señaló que se había equivocado en cumplir los estimados de inflación el año pasado, además que no haya sido más célere en bajar la tasa de interés de referencia y ayudar con eso a recuperar la economía. ¿Qué opina?
—Precisamente, para desvincularla del poder político, de acuerdo al artículo 84 de la Constitución y su Ley Orgánica, se establece una serie de mecanismos a través de los cuales el Banco Central es autónomo. Entiendo la opinión del ministro, pero queda claro que el Banco Central tiene un único mandato, la estabilidad de precios; es decir, evitar que haya inflación y ahí el BCR ha hecho un magnífico trabajo. Pero obviamente, se entiende también la preocupación del ministro porque una vez que empiezan a disminuir las presiones inflacionarias, la política monetaria también puede ayudar a estabilizar la economía. Es una opinión y la la veo como eso.
—Hay una suerte de cóctel perverso, con menor calificación de la deuda soberana, en un contexto donde creció la pobreza y la pobreza extrema, y mucho más en zonas urbanas de Lima, y con una lenta recuperación, ¿qué opinión le merece todo este contexto pernicioso para la economía del país?
—La reducción del rating que hizo Standard & Poor´s, no tiene que ver con problemas de sostenibilidad fiscal, esa no ha sido la razón.
—¿Cuál fue?
—La alta fragmentación en el Congreso y la falta de soporte político para el Ejecutivo, que generó incertidumbre entre los empresarios y que afecta las posibilidades de crecimiento en el mediano plazo de la economía peruana. Esta fragmentación, la falta de coordinación entre Ejecutivo y Legislativo, hace que se implementen políticas que afectan el espacio fiscal. Esa ha sido la preocupación. Reitero que Standard & Poor´s enfatiza la fragmentación política, que genera incertidumbre, y obviamente, en un entorno en el que hay menos coordinación entre Ejecutivo y Legislativo para llegar a medidas de consenso que no afecten nuestra capacidad de crecimiento y las finanzas públicas en el mediano plazo.
—¿Y sobre la pobreza y el menor crecimiento?
—La pobreza se elevó el año pasado en un contexto en el que la economía se contrajo y en el que la inflación subió. Eso es lo lamentable, porque hoy en día tenemos 3,3 millones de más pobres con relación a los que teníamos en el 2019, el año prepandemia. Es una llamada de alerta y como sociedad deberíamos hacer más por aquellas personas desfavorecidas que la están pasando muy mal. La población en situación de pobreza extrema, aumentó en un millón de personas, ahora hay 1,9 millones de personas en situación de pobreza extrema en el Perú.
—Es una dura llamada de alerta.
—Definitivamente.La pobreza puede verse como la síntesis del tipo de políticas que se han implementado en el país en los últimos años. Entonces, urge retomar políticas que permitieron sacar a millones de compatriotas de la pobreza. Por ejemplo, entre el 2004 y el 2019, unos 9,6 millones de personas salieron de la pobreza o se ubicaron por encima de la línea de pobreza. Seguramente muchos eran vulnerables, quedaron ahí, y ante un retroceso de la economía, regresaron a ser pobres. Es lamentable, porque lo ideal es consolidar esa mejora con un crecimiento como los que tuvimos entre el 2004 y el 2019, donde la pobreza en Perú bajó de manera significativa.
—¿Cuáles son sus principales recomendaciones para recuperar la economía del país?
—Lo primero, que está en manos de las autoridades en general, coordinación entre el Ejecutivo y el Legislativo para generar un entorno adecuado y de confianza. Se debe revisar bien las políticas que se proponen porque puede generar efectos perniciosos que afectan incluso a las personas más desfavorecidas a quienes se supone se quiere ayudar. Eso es factible y genera más confianza. En segundo lugar, mejorar nuestra capacidad de crecimiento, nuestra productividad, nuestra competitividad. Tercero, evaluar las políticas que se proponen en función a esta posibilidad, de mejorar nuestra competitividad. En cuarto lugar, hay que aprovechar muy bien el desarrollo del puerto de Chancay, que no es solo el puerto en sí, sino toda la infraestructura, la facilidad de acceso, alojamiento, servicios de catering, de abastecimiento, que implica tener un puerto de esta dimensión. Será uno de los ejes a considerar para desarrollar el país. Y, en quinto lugar, coordinación entre política fiscal y monetaria y esperemos que siga así y evitemos situaciones de discrepancias públicas, cuando en realidad todos debemos apuntar a que la economía del país camine mejor.