Los nuevos aranceles impuestos por Estados Unidos a México, Canadá y China han cambiado las reglas del juego en el comercio global. Estas medidas no solo afectan a los mercados internacionales, sino que también abren una nueva etapa para Latinoamérica, en la que China puede jugar un papel aún más estratégico en la región.
Según Eduardo Ramos, analista de mercados de VT Markets, China ha sido un socio clave para nuestra región en sectores como la minería, la infraestructura y la tecnología. Ahora, con estas restricciones comerciales, es muy probable que China busque fortalecer aún más su presencia en Latinoamérica.
«En Perú, el mercado del cobre será clave. Si China decide reducir su dependencia de insumos estadounidenses, es posible que aumente su demanda de cobre latinoamericano, lo que podría beneficiar a este país. Sin embargo, los precios seguirán siendo volátiles y habrá que estar atentos a las fluctuaciones del mercado», señala.
En tanto, en México, la industria manufacturera está en una posición compleja. Por un lado, los aranceles encarecen las exportaciones a EE.UU., especialmente en el sector automotriz y electrónico. Pero, por otro lado, esto puede acelerar la diversificación comercial y llevar a México a explorar nuevos acuerdos con China.
Por su parte, en Argentina la situación es diferente. Con China y EE.UU. en plena disputa, la soja y otros productos agrícolas argentinos podrían volverse más atractivos para el mercado chino. Esto podría generar oportunidades, pero también desafíos si las tensiones comerciales continúan escalando, refiere el analista.
«Esta guerra comercial es solo el inicio de una transformación más grande. El proteccionismo está ganando terreno y los países que logren adaptarse más rápido serán los que salgan beneficiados. Trump ya anunció que habrá más aranceles dirigidos al sector automotriz, semiconductores y farmacéuticos, lo que solo aumentará la incertidumbre en los mercados. Latinoamérica no puede quedarse como espectador en este conflicto. Hay una oportunidad para diversificar nuestras relaciones comerciales y buscar aliados estratégicos fuera de EE.UU. Pero también enfrentamos el reto de proteger nuestras economías ante una posible crisis en las cadenas de suministro globales», puntualiza Ramos.